115, 215, 315, 415... detrás de estos números se esconde la identidad de siete testigos protegidos. Firman con su huella y gracias a sus testimonios los investigadores descubren que los dos colombianos muertos no fueron los únicos que intentaron asaltaron la finca donde también asesinaron a Lucía Garrido.
Jorge Cabezas, autor del libro 'Matar a Lucía', explica a Equipo de Investigación que el día en el que los ciudadanos colombianos murieron, al menos 15 personas se encontraban en torno a la finca. Según asegura, varios testimonios dicen que el día de los hechos hay coches de la Guardia Civil sacando droga de la finca tras los disparos.
El exmarido de Lucía Garrido podría estar escondiendo 500 kilos de cocaína y 1000 kilos de hachís, según la declaración de los testigos.
La Policía Nacional apunta que el asalto fue con el objetivo de robar droga y que detrás de dicho asalto estuviera un ciudadano colombiano que se llama 'El Ruki', la clave de todo.
La declaración de un testigo protegido pone a los investigadores tras la pista de 'El Ruki' e implica a varios guardias civiles corruptos. Además, relaciona la muerte de los dos colombianos con la de Lucía Garrido.
Sin embargo, poco después 'El Ruki' murió tiroteado cuando intentaba entrar en su vehículo. A 'El Ruki' lo matan antes de que los investigadores puedan interrogarlo.
A 'El Ruki' lo matan tres meses después de que un testigo lo involucre en el asalto a la finca y en el crimen de Lucía Garrido. Si no lo hubiesen asesinado y hubiese colaborado, quizá hubiera podido contar absolutamente toda la verdad sobre el crimen de Lucía Garrido.
Equipo de Investigación encuentra a la viuda de 'El Ruki', pero se niega a hablar. Pero sí tuvo que comparecer en el juicio por el crimen de Lucía Garrido. Dijo que a su marido le habían involucrado en el caso de "una señora que había aparecido muerta".
El 'asesino de Tik Tok'
La carta de 'Dinamita' Montilla en la que niega el asesinato de Ester Estepa: "Las mujeres son sagradas"
"Yo no la he matado ni nunca le he hecho ningún mal a ninguna mujer, son sagradas". Así se exculpaba 'Dinamita' Montilla del asesinato de Ester Estepa en una carta donde sí admitía que había estado muy cerca de donde se encontró el cadáver.