Big Joke, la cara visible de la investigación, es un agente con fuertes convicciones religiosas: exmonje budista y experto en crisis internacionales y casos mediáticos.

Es el encargado de desgranar en una rueda de prensa multitudinaria las pruebas y evidencias que señalarían a Daniel Sancho. Un total de 20 testigos, 65 objetos hallados relacionados con el crimen y, lo más importante: la confesión del presunto asesino, que incluso dibuja cómo ejecutó el desmembramiento.

En la capital de Tailandia, Big Joke concede una entrevista a Equipo de Investigación en la que asegura que siempre trata de cerrar lo antes posible los casos relacionados con turistas internacionales. "La experiencia me ha demostrado que si lo retraso, el criminal suele abandonar el país, y aunque tengamos una orden de busca y captura con notificación roja no vamos a dar con él", asegura, como puede observarse en el vídeo situado sobre estas líneas.

Al plantearle que los familiares de Daniel Sancho han asegurado tener pruebas contundentes que, según éstos, podrían ser atenuantes para que el caso se considere homicidio en lugar de asesinato, el agente se muestra rotundo: "Es normal. La familia sabe que la ley en Tailandia castiga los asesinatos con la pena de muerte. Es lo que quieren evitar". "Como padres, quieren defender a su hijo pero no creo que puedan. Hay evidencias irrefutables", recalca.