En 'La red'
Así consiguió la Unidad de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional desmontar la coartada del culpable de un asesinato de violencia machista
La sección de homicidios de la Policía Nacional necesitó de la ayuda de la Unidad Central de Ciberdelincuencia para resolver este asesinato. Los agentes trabajaron para desmontar la coartada del principal sospechoso.

Una joven había sido asesinada en su propio domicilio, asfixiada con un cojín, horas después de haber discutido con su expareja por teléfono, según apuntaba su compañera de piso. La puerta de su casa no había sido forzada. No había indicios de robo. Todas las pistas, todos los indicios, apuntaban a una persona como el autor de un asesinato por violencia machista. Sin embargo, el sospechoso, tenía una coartada difícil de desmontar: había presentado un ticket de un peaje a 200km de distancia y a la misma hora del lugar de los hechos.
Es en este momento cuando el grupo de Homicidios que trabaja en la Operación Denali pide ayuda a la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, ya que el tiempo de la detención preventiva estaba llegando a su fin y no había todavía una prueba de peso del investigado para poder pasarlo a disposición judicial, explica el detective privado César González de la Riva en 'La red'.
Manuel Guerra, oficial de la sección técnica de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, presta también su testimonio a este reportaje: "Estaba el indicio de que había pagado con su tarjeta bancaria, pero una tarjeta la puede llevar cualquiera". De hecho, explica el policía, en la visualización de las cámaras no se le identificaba a él en el interior del vehículo, con lo que no se podía dar por hecho que estuviera en él.
Partiendo de esta base, el siguiente paso fue realizar un análisis riguroso en búsqueda de evidencias digitales. "Procedimos a realizar una inspección técnica-digital en el propio lugar en el que ocurrieron los hechos", informa el agente. Los investigadores regresaron al lugar del crimen para reconstruir los pasos del asesino. Además, comprobaron toda la actividad digital en la que el sospechoso hubiera podido estar implicado.
Lo que se pretendía era que esta unidad especializada extrajera todos los datos posibles del terminal telefónico del sospechoso para ubicarlo en el día y en la hora a la que se cometieron los hechos. "Ahí fue donde el caso dio un giro de 180 grados", comenta Guerra.
"Al hacer un análisis de los posicionamientos en el peaje a la hora exacta en la que había obtenido ese ticket, podemos determinar que esa persona no había estado ahí. Por lo tanto, era imposible que se encontrara, como dijo en la primera declaración, a 200 km del lugar del crimen", narra.
A partir de esa conclusión, los investigadores procedieron a intentar conocer el posicionamiento exacto del sospechoso y consiguieron localizarlo en la escena del crimen en el momento en el que había ocurrido los hechos. "Él le dijo a sus amigos que se adelantaran, que iba a llegar más tarde y le dio su tarjeta a uno de ellos para que pagara el peaje, con la excusa de que podía pasarlo como gasto a su empresa", detalla el detective. "Sus amigos, sin saberlo, estaban colaborando en el encubrimiento de un delito". Mientras ellos estaban de fiesta en otra ciudad, el sospechoso estaba matando a la víctima"
Finalmente, al verse acorralado por las pruebas, acabó confesando.