Alicia Banderas, psicóloga, ha explicado en La Roca que "los jefes tóxicos son inestables emocionalmente y por eso son tan autoritarios" y que "el límite" se encuentra en "dañar a otra persona".

Al respecto, Gonzalo Miró plantea si "para ser un buen jefe es necesario ser más robótico" y la experta defiende que es "justo todo lo contrario". En este sentido defiende el concepto de "líderes transformacionales" que se caracterizan por ser "más colaborativos y más empáticos" porque "intentan que el trabajador se integre y quiera comprometerse con la empresa, estar motivado y desarrollado".

En concreto, Alicia Banderas recuerda su experiencia al conocer a un "grandísimo jefe de una multinacional": "Decía que quería ser el peor de su equipo, que confiaba mucho en sus trabajadores. Cada uno, en sus funciones, era el mejor que su equipo y se sentía orgulloso, no amenazado".

Por su parte, Berni Barrachina lanza una reflexión: "Al jefe, muchas veces, se le exige ser solvente, un buen líder, que sepa delegar, que tenga disponibilidad fuera de su horario laboral y, muchas veces, está cobrando un plus de 300 euros más. Todo eso hace que se piense que es un superhéroe cuando, en realidad, es una persona normal que está lidiando una responsabilidad que puede exceder a sus capacidades y se convierte en tóxico".