En 1904, el descanso dominical irrumpió en la vida de los obreros, otorgándoles un día libre; un lujo hasta entonces reservado a los más acaudalados. Este 2024 celebramos 120 años de una victoria que cambió el rumbo del trabajo y dio paso a un espectáculo social inédito. Los obreros, antes con jornadas interminables, ganaron la batalla por el tiempo libre. Gracias al descanso dominical, tuvieron acceso al ocio, antes solo reservado a los adinerados.
Así nacieron aficiones que transformaron la sociedad. Un simple balón de fútbol del siglo XX se convirtió en un símbolo de cambio. Los obreros, en su día libre, se unieron al público de los partidos de los más ricos y, finalmente, se apoderaron del deporte. El descanso dominical no solo transformó el fútbol, sino toda una cultura deportiva de masas.
El descanso dominical también catapultó al boxeo, senderismo, excursionismo, atletismo y ciclismo. Fábricas e iglesias promovieron asociaciones, no solo como distracción, sino como control. Este día libre se convirtió en un puente entre el trabajo y la comunidad, forjando una sociedad más activa y organizada.
La conjunción de trabajadores con tiempo libre y un nuevo espectáculo, el cine, generó un fenómeno cultural. Mientras el cine florecía con el apoyo de estos trabajadores, los toros, al principio relegados, lograron retomar sus domingos tras una feroz resistencia taurina. En definitiva, el descanso dominical fue un hito que transformó la sociedad española para siempre.
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Nuestra mente en recesión
El cerebro humano, más eficiente que cualquier ordenador, enfrenta su mayor desafío: la sobrecarga de estímulos
El contexto Durante el siglo XX, los test de inteligencia confirmaron que los humanos íbamos siendo cada vez más inteligentes. En lo que va de siglo, se ha producido un parón. Ya no somos más inteligentes, e incluso en algunos países, hay un descenso en los resultados.