Duró ocho años
50 años de la primera huelga de actores: el día en que el teatro plantó cara a Franco
Se bajó el telón En 1975, más de 400 artistas, entre ellos Concha Velasco, Juan Diego, Sara Montiel, Rocío Dúrcal y Ana Belén, se unieron en una histórica protesta por condiciones laborales justas en plena dictadura.
En un gesto valiente que se quedará grabado en la memoria de la historia del teatro y de la lucha por los derechos laborales en España, Lola Flores se presentó en la puerta de la Secretaría General de Seguridad para liberar a su compañera Rocío Dúrcal, detenida durante la primera huelga de actores en la historia del país. Este hecho, ocurrido en plena dictadura franquista, marcó un hito en la lucha por los derechos laborales en el mundo del espectáculo y se mantiene vigente hasta hoy.
La huelga, que comenzó en Madrid y rápidamente se extendió por todo el país, se convirtió en una rebelión de más de 400 actores, cantantes, autores y técnicos que, bajo el lema "Huelga Superstar" o "Rebelión en la escena", exigían condiciones más justas. En un momento en que Franco aún gobernaba España, los artistas luchaban por conseguir lo que hoy consideramos derechos básicos: descanso semanal, pago por ensayos y desplazamientos, y mejores condiciones laborales.
La huelga fue tomando fuerza y recibió apoyo de figuras de la talla de Concha Velasco, Juan Diego, Sara Montiel, Ana Belén, entre otros. Sin embargo, la represión no tardó en llegar. La policía franquista irrumpió en una asamblea celebrada en el Teatro Bellas Artes y detuvo a dos de las figuras más prominentes de la protesta: Tina Sainz y Rocío Dúrcal, a quienes acusaron de pertenecer a grupos como el FRAP o ETA, acusaciones totalmente infundadas.
La situación se complicó aún más cuando las multas impuestas a los detenidos sumaron un total de 2.650.000 pesetas, una cifra desorbitada para la época. Fue en ese momento cuando Lola Flores, conocida por su carácter indomable, decidió tomar cartas en el asunto. Se presentó en la Secretaría General de Seguridad, pagó 200.000 pesetas y consiguió liberar a Rocío Dúrcal del calabozo, un acto que la consolidó como una de las grandes defensoras de los derechos de los trabajadores del espectáculo.
Ocho días después, la huelga llegó a su fin. Los actores detenidos fueron liberados, y aunque la represión dejó su huella en varios de los artistas más involucrados, las negociaciones lograron algunas mejoras laborales que perduran hasta nuestros días. Una de las más significativas fue el descanso semanal para los actores, una reivindicación que, aunque tardó en materializarse, hoy es una realidad con el cierre de los teatros los lunes.
Así, en plena dictadura, el telón volvió a levantarse, pero con un mensaje claro: el teatro, como la cultura en general, no solo es arte, sino también una lucha constante por los derechos de quienes lo hacen posible. Y en esa lucha, figuras como Lola Flores y Rocío Dúrcal marcaron un antes y un después.