Un Mesías

60 años después, el asesinato de Malcom X sigue sin un culpable claro

¿Qué sucedió? Acribillado en 1965 frente a su familia y seguidores, su muerte aún está rodeada de incógnitas. La justicia reconoció errores tras medio siglo, pero la verdad sobre quién ordenó su ejecución sigue sin salir a la luz.

60 años después, el asesinato de Malcom X sigue sin un culpable claro

Han pasado seis décadas desde el brutal asesinato de Malcolm X, el líder afroamericano que desafió al sistema racial estadounidense y cuya muerte sigue rodeada de sombras. Acribillado el 21 de febrero de 1965, frente a su familia y seguidores, su legado continúa inspirando mientras las dudas sobre quién ordenó su ejecución persisten.

Malcolm X fue mucho más que un activista. Representó un orgullo negro sin precedentes, un Mesías para la comunidad afroamericana. Carismático, elocuente y mediático, denunciaba cómo la esclavitud había despojado a los negros de su identidad, razón por la que adoptó el apellido 'X', simbolizando su origen perdido. Creció en un país segregado, donde los blancos y los negros ni siquiera compartían aceras. De joven, fue un rebelde que terminó en prisión, pero tras descubrir la lectura, encontró en la Nación del Islam un propósito y se convirtió en su mayor portavoz.

Su mensaje inicial abogaba por la separación racial y la autodefensa violenta, postura que le enfrentó a Martin Luther King. Sin embargo, tras una peregrinación a La Meca, reconsideró su visión y entendió que necesitaba aliados para su lucha. Rompió con la Nación del Islam y fundó su propio movimiento, lo que desató un conflicto con su antigua organización. Las amenazas se volvieron constantes hasta que, finalmente, fue abatido con 16 disparos en el pecho en plena conferencia.

Tres hombres fueron condenados, pero la justicia tardó más de 50 años en reconocer que dos de ellos eran inocentes. Las teorías de conspiración apuntan a que el FBI y la policía sabían del ataque y no hicieron nada para evitarlo. Pero la pregunta clave sigue sin respuesta: ¿Quién ordenó su muerte? A 60 años del crimen, la X de su apellido sigue siendo símbolo de una incógnita sin resolver.