Todo fue un sueño

El acuerdo transatlántico entre España y EEUU que se quedó en el intento y ahora Musk busca resucitar

Los detalles
En 1995, España y EEUU firmaron un acuerdo para la mayor zona de libre comercio global, fracasó por falta de voluntad política. Años después, Obama intentó resucitarlo sin éxito, y ahora Musk, quien lo impulsa nuevamente.

El acuerdo transatlántico entre España y EEUU que se quedó en el intento y ahora Musk busca resucitar

En 1995, la firma de un acuerdo que habría podido ser histórico parecía un paso firme hacia la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo. En ese momento, Felipe González, presidente del gobierno de España, y Bill Clinton, presidente de Estados Unidos, sellaron lo que habría sido una alianza sin precedentes entre la Unión Europea y Estados Unidos.

En el contexto de la presidencia española de la UE, ambas potencias se comprometían a crear una zona de libre comercio transatlántica (TAFTA, por sus siglas en inglés) que englobaría más de 120 objetivos, abarcando áreas como la defensa, la lucha contra el narcotráfico, la cooperación tecnológica y, por supuesto, el comercio.

Este acuerdo nacía con el potencial de transformar la economía global, promoviendo un mercado sin barreras arancelarias y, en teoría, impulsando el crecimiento económico y la creación de empleo de forma bilateral.

En tiempos donde las relaciones entre las potencias se veían complicadas por disputas comerciales, como las tensiones por la regulación de alimentos, la competencia entre Airbus y Boeing o la agricultura, la idea de un pacto sin precedentes parecía una vía para superar esas barreras. Sin embargo, a pesar de las grandes intenciones y las promesas de crecimiento económico, el acuerdo nunca llegó a concretarse.

Un plan que se desvaneció

El principal obstáculo fue la falta de un verdadero compromiso político y comercial por parte de ambas partes. Si bien el acuerdo era visto como un logro significativo para España en su presidencia de la UE, las tensiones y los intereses contrapuestos entre Washington y Bruselas terminaron por frenar el avance real.

La falta de acción concreta tras el compromiso inicial fue un indicio de que, a pesar de las buenas intenciones, el acuerdo no contaba con el respaldo necesario para materializarse. En un contexto de incertidumbre económica global, las promesas quedaron en el papel.

El proyecto estuvo en el aire durante más de dos décadas, hasta que la administración de Barack Obama intentó resucitarlo a principios de 2010. Sin embargo, el ambiente no era propicio para una verdadera reactivación. La administración de Donald Trump, con su enfoque proteccionista, desbarató cualquier intento de acercamiento entre las dos economías más grandes del mundo.

Trump, tras asumir la presidencia, cumplió su promesa electoral de sacar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP), otro pacto de libre comercio similar que involucraba a países del Pacífico.

Pero su enfoque no se limitó a la retirada de acuerdos multilaterales. En lugar de avanzar hacia una integración más profunda con Europa, Trump desató una guerra comercial con la Unión Europea en 2018, centrada en aranceles y prácticas comerciales desleales. El TPP se esfumó, y el acuerdo transatlántico se convirtió en un sueño lejano, archivado por la administración estadounidense.

El regreso de la idea: ¿una jugada de Musk?

Ahora, en 2025, la propuesta de un acuerdo transatlántico parece estar siendo reavivada, y curiosamente, no por políticos tradicionales, sino por el multimillonario Elon Musk. ¿Qué motiva a Musk a revivir una idea que tantos han intentado sin éxito?

La respuesta podría estar en las políticas económicas de su amigo y aliado político, Donald Trump, que en los últimos años han generado turbulencias en los mercados globales. La guerra comercial, las políticas arancelarias y la rivalidad con China parecen haber tenido un impacto directo en los intereses de Musk, cuyo imperio empresarial se ve afectado por las tensiones internacionales.