Un 'jefazo' del Banco Central Europeo (BCE) ha hecho saltar las alarmas en alusión al mundo de las criptomonedas. Fabio Panetta, del Cómite Ejecutivo del organismo, propone que las criptos sean tratadas legalmente como los juegos de azar y no como una inversión. ¿Esto qué significa? Una de sus muchas implicaciones estaría, por ejemplo, en los impuestos; en España pasarían de tributar el 20% hasta el 47%.

"Las criptomonedas son una apuesta disfrazada de inversión. La regulación debe reconocer la naturaleza especulativa de las criptomonedas sin respaldo. Y tratarlas como actividades de juego", defiende Panetta. Pero los cambios van más allá. Uno de los más notables es que pasarían a depender de un órgano supervisor. Ahora mismo, la Unión Europea, la CNMV o el Banco de España solo pueden lanzar advertencias pero no tienen competencias reales sobre las criptos. Si son un juego de azar, la Comisión Nacional del Juego lo regularía todo, incluso posibles sanciones.

Segundo: los accionistas o propietarios de empresas de juegos de azar no pueden participar de ese juego. Si esto lo trasladamos a las criptomonedas, significa que los propios dueños de las empresas de monedas digitales no podrían haberse hecho ricos invirtiendo en su propia criptomoneda.

La publicidad también sería otro cambio. Las empresas de criptos tendrían prohibido anunciarse en ningún medio, salvo que medie la Comisión Nacional del Juego. El siguiente cambio pasaría por la elaboración de un plan de juego responsable, alertando sobre los peligros de la ludopatía. La medida dejaría fuera a los menores de edad, que no podrían comprar ni vender criptomonedas.

Sería la puntilla para un año terrible para las criptomonedas, con el Bitcoin como ejemplo más claro, pasando de valer 46.000 dólares el 1 de enero de 2022, a 16.000 dólares el 1 de enero de este año recién estrenado, lo que supone un 65% menos de valor. Su caída ha dejado sin ahorros a miles de personas, golpeando a muchos 'gurus' del mundo cripto.

Según la revista 'Forbes', 17 de los inversores y fundadores de esas grandes empresas han perdido más de 110.000 millones de dólares en un solo año, los cuales vemos en el vídeo que acompaña a estas líneas.