35 años después
Alemania construye su futuro entre dos realidades marcadas por la desigualdad económica y la generacional
Los datos Salarios 500 euros más bajos o viviendas un 20% más pequeñas: la brecha económica, generacional y de género entre el este y el oeste de Alemania persiste, y se ha notado en el voto.

Este domingo, en las elecciones alemanas, se evidenció una profunda división entre el este y el oeste del país. La Alemania occidental votó mayoritariamente a los democristianos, mientras que en la Alemania oriental, excepto Berlín, el voto fue para la ultraderecha. Esta disparidad refleja una realidad que persiste desde hace 35 años, tras la reunificación: un país con dos realidades económicas y sociales.
En el este de Alemania, los salarios son, en promedio, 500 euros inferiores a los del oeste. La razón radica en la productividad dispar: la Alemania occidental alberga las grandes industrias automovilísticas y químicas, mientras que el este se limita a la metalurgia, la industria alimentaria y bebidas, y la agricultura. Esto ha creado una brecha salarial que recrea la antigua frontera física de las dos Alemanias, con el oeste presentando un PIB superior y una mayor tasa de exportaciones.
Esta desigualdad también se refleja en aspectos cotidianos. Un apartamento medio en el oeste tiene un tamaño promedio de 100 metros cuadrados, mientras que en el este no llega a los 80. De hecho, una familia en la zona occidental posee el doble de riqueza que una en el este. Esta disparidad ha provocado que casi cuatro millones de personas, en su mayoría jóvenes, emigraran al oeste, lo que ha acelerado el envejecimiento de la población oriental.
La brecha mental es otra faceta de esta división. Muchos en el este sienten que no hubo una reunificación real, sino una absorción de la zona oriental por parte de la Alemania occidental. Un 7% de los alemanes occidentales se sienten ciudadanos de segunda clase, y los puestos representativos del Estado aún muestran una desproporcionada representación del oeste.
Menos del 2% de los puestos directivos están ocupados por personas del este, cuando el porcentaje adecuado debería rondar el 20%. En sectores clave, como el ejército o el poder judicial, no hay representación del este, con un vacío de liderazgo notable, como la ausencia total de generales nacidos en esa zona.
Los medios de comunicación más influyentes, que se concentran en el oeste, también reflejan esta desigualdad, al estar dominados por trabajadores originarios de esa región.
Todo esto contribuye a una sensación de abandono entre muchos ciudadanos del este, quienes se sienten olvidados por el Estado, más de tres décadas después de la reunificación.