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'Aranceles', 'estanflación', 'recesión'... El lenguaje económico Trump que ahora nos afecta a todos

¿Cómo te afecta?
Términos que antes solo dominaban los expertos, ahora empiezan a afectar tu bolsillo, el costo de vida y las decisiones económicas que tomes a diario.

'Aranceles', 'estanflación', 'recesión'... El lenguaje económico Trump que ahora nos afecta a todos

En medio de titulares cruzados y mercados en vilo, algunas palabras comienzan a colarse con una frecuencia en el discurso público: 'déficit comercial', 'aranceles', 'estanflación', 'recesión'. Conceptos técnicos que hasta hace poco pertenecían al dominio reservado de los economistas, hoy empiezan a formar parte del vocabulario cotidiano. Y no es casualidad.

Lo que estamos presenciando —aunque aún no sepamos del todo nombrarlo— es un giro de ciclo global, marcado por una nueva guerra comercial, tensiones geopolíticas, y un futuro económico que se adivina más volátil que predecible.

La pregunta ya no es si habrá consecuencias. La pregunta es si sabremos reconocerlas a tiempo. Por eso conviene revisar el glosario de lo que nos espera.

'Estanflación': el peor de los escenarios

Puede que el término más temido —y a la vez menos comprendido— sea 'estanflación'. Es la combinación perversa de una economía estancada y unos precios que no dejan de subir. No hay crecimiento, pero sí inflación. No hay consumo, pero sí encarecimiento. Un callejón sin salida para las políticas económicas tradicionales: si subes los tipos para frenar los precios, estrangulas aún más el crecimiento; si los bajas para estimular la economía, alimentas la inflación.

La historia ya lo vivió. En los años 70, tras la crisis del petróleo, muchas economías occidentales —España, incluida— padecieron este fenómeno. Hoy, con la ola de aranceles, el proteccionismo emergente y los mercados de materias primas bajo presión, el riesgo de volver a esa combinación tóxica es real. Más aún, si el comercio mundial se ralentiza, las cadenas de suministro se encarecen y las políticas monetarias se quedan sin margen de maniobra.

'Recesión': cuando la economía se encoge

Otro término que podría regresar al centro del debate es 'recesión'. No es un colapso absoluto, pero sí un aviso serio: dos trimestres consecutivos de caída en el PIB. Menos actividad, menos inversión, más desempleo. España lo sabe bien: entre 2009 y 2013, la recesión provocada por la burbuja inmobiliaria dejó una generación marcada por la precariedad y la austeridad.

Hoy el contexto es distinto, pero la amenaza sigue presente. A diferencia de otras épocas, el peso de la economía estadounidense ya no arrastra por sí solo al resto del mundo. Pero hay países —especialmente aquellos muy expuestos a las decisiones de Washington— que podrían caer antes. Y el ciclo de subida de aranceles iniciado por Donald Trump, si se amplía y contagia a otros bloques, podría acelerar ese proceso.

'Depresión': lo que no debe pronunciarse

Hay, sin embargo, una palabra que los economistas prefieren evitar: 'depresión'. A diferencia de la 'recesión', que es un episodio temporal, la 'depresión' implica una caída profunda, estructural y prolongada de la actividad económica. Un colapso duradero del empleo, la inversión y el bienestar. La Gran Depresión de 1929 es el ejemplo clásico, pero su espectro sigue presente como un recordatorio de lo que ocurre cuando las políticas fallan, y el sistema se hunde.

Por ahora, ese escenario parece lejano. Pero el hecho de que lo tengamos en mente revela el grado de ansiedad que atraviesa al mundo económico.

Trump, la Reserva Federal y el arma de los tipos de interés

El detonante de esta nueva etapa parece claro: la estrategia de Donald Trump. Su visión de la economía como una suma de ganancias y pérdidas comerciales ha resucitado el proteccionismo como herramienta política. Su presión a la Reserva Federal para bajar los tipos de interés busca abaratar el crédito y estimular el crecimiento, pero choca con los temores inflacionarios del banco central. Si la Reserva cede, podría reactivar la economía en el corto plazo, pero también sembrar las condiciones para nuevas burbujas.

En Europa, el camino ya se ha recorrido: tras la crisis financiera, la pandemia y la reciente parálisis de Alemania, el Banco Central Europeo ha bajado los tipos en varias ocasiones para reanimar el crecimiento. Pero cada nueva bajada erosiona el margen de maniobra, y acerca el riesgo de estancamiento a largo plazo.

¿'Cisne negro'? No exactamente

Algunos han calificado el regreso del proteccionismo como un 'cisne negro' —un evento inesperado que sacude los cimientos del sistema—. Pero aplicar ese concepto a la figura de Trump es, como mínimo, ingenuo. Porque Trump ha avisado. Porque su agenda estaba escrita. Porque la tensión venía acumulándose desde hace años. No es un 'cisne negro'. Es más bien una consecuencia anunciada de una política que no oculta sus intenciones.

Por eso, el término más adecuado para describir el momento actual no es otro que 'incertidumbre'. No saber qué va a pasar. No saber si los acuerdos comerciales se sostendrán. No saber si los bancos centrales reaccionarán a tiempo. No saber si la economía mundial entrará en recesión o en algo peor. Esa 'incertidumbre' es el verdadero enemigo de la estabilidad. Porque paraliza decisiones, retrasa inversiones y crea una atmósfera de miedo que se contagia. Primero a los mercados. Luego a las empresas. Y, finalmente, a las personas.