Málaga ha amanecido este jueves devastada por las consecuencias de la nueva DANA que ha azotado la región. Desde el aire, se ha podido observar la magnitud de los daños: campos completamente inundados por el desbordamiento del río Benamargosa, campings, zonas deportivas y aeródromos anegados. Las calles de la capital malagueña, cubiertas de barro y lodo, evidencian el impacto de la tormenta, y muchos semáforos seguían sin funcionar a primera hora. Los servicios de emergencia han registrado más de 700 incidencias, reflejando la gravedad de la situación.

Cada vez más frecuentes y más intensas, estas tormentas y fenómenos como la DANA son una muestra palpable de los efectos del cambio climático. Es evidente que, ante este nuevo escenario, la sociedad deberá aprender a convivir con el riesgo. En países como Japón, donde los desastres naturales son una constante, ya se ha implementado un sistema de enseñanza dirigido a los más jóvenes. Los niños aprenden con dibujos animados cómo comportarse en situaciones de emergencia, y son ellos quienes, a su vez, educan a los adultos sobre cómo reaccionar ante catástrofes. Japón, conocido por su vulnerabilidad a terremotos, volcanes, tifones y tsunamis, es un ejemplo de cómo un país ha aprendido a convivir con estos desastres.

El aprendizaje en situaciones de emergencia no es solo una cuestión educativa, sino también de concienciación social. En Japón, existen semanas dedicadas a la prevención, con simulacros, centros de aprendizaje y manuales disponibles para todos los ciudadanos. Además, el país cuenta con aplicaciones y sistemas de alerta temprana para prevenir a la población de inminentes catástrofes.

De países como Estados Unidos, Cuba, República Dominicana y México se pueden extraer valiosas lecciones sobre la rapidez en los sistemas de alerta. La implementación de notificaciones a la población para que se prepare ante huracanes, tornados o tormentas ha demostrado ser efectiva, reduciendo significativamente el número de víctimas. El uso de diferentes medios según las posibilidades de cada país resalta la importancia de una comunicación fluida y eficiente durante las emergencias.

Pero, además de la prevención y la educación, la construcción también juega un papel crucial en la adaptación al cambio climático. En algunas zonas de Estados Unidos, por ejemplo, se construyen casas circulares para resistir los vientos de los huracanes, mientras que en Japón los edificios están diseñados para minimizar el impacto de los terremotos. En España, particularmente en las zonas inundables, los expertos insisten en la necesidad de construir de manera más inteligente. Se recomienda no edificar en áreas cercanas a cauces de ríos, elevar los puentes en zonas de barrancos y habilitar aparcamientos en alturas para evitar los daños por inundaciones.