Alucinaría Josep Tarradellas al ver el grupo de fans políticos que ha acumulado con el tiempo. Salvador Illa, el líder del PSC, encabeza este "fan club" con devoción. Tanto es así que, durante la reciente investidura, Illa dejó en el despacho de cada conseller una copia del discurso de toma de posesión del expolítico catalán. Pero no se detuvo ahí: el pasado fin de semana, Illa citó a sus consellers en el monasterio de Poblet, donde se conserva el archivo de Tarralledas y donde el propio expresident solía reunir a su gobierno. Un gesto simbólico, cargado de historia y concordia, que subraya su admiración por el expresident.

El tarradellismo en el PSC no es cosa reciente. Aunque Josep Tarradellas no era socialista, fue un independentista juvenil que llegó a ser el primer secretario general de Esquerra Republicana, además de ser president en el exilio. Sin embargo, tras su regreso a Cataluña y a lo largo de los años, fue construyendo puentes con diversas fuerzas políticas, incluidos los socialistas catalanes. Esta capacidad de diálogo y su visión del autogobierno no convirtieron en un referente conciliador que Illa no duda en reivindicar.

Pero no es solo el PSC quien se ha rendido ante la figura de Tarradellas. El expresident, quien en sus últimas etapas fue nombrado marqués, ha sido ensalzado también por Ciudadanos y el Partido Popular, quienes lo citan como un ejemplo de pragmatismo y unidad. Cada partido parece haber encontrado en él aspectos que encajan con su narrativa política, lo que ha generado un fenómeno fan que seguramente Tarradellas nunca había imaginado.