El dueño de la empresa química Solvey, Bernard de Laguiche, y su familia fueron investigados en Italia por contaminar el agua de una ciudad y, justo en ese momento, abrieron sociedades opacas en Nueva Zelanda y Singapur y movieron allí más de 50 millones de dólares. Estas sociedades offshore también han sido investigadas en los Pandora Papers por Scilla Alecci, reportera del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
En laSexta Clave han explicado los detalles de todos los daños causados por esta compañía en la ciudad italiana de Spinetta Marengo. Para hacernos una idea, la contaminación en el subsuelo de la ciudad ha hecho que los casos de leucemia en esta ciudad sean un 30% más que la media de la región (hasta un 40 % en las mujeres).
Todo comenzó cuando un trabajador descubrió en 2005, tras una inundación que en el sótano de la planta de Solvay había cromo hexavalente, un compuesto altamente tóxico y cancerígeno.
El empleado tomó unas fotografías en la que se veía ese polvo amarillo en las esquinas del suelo y las paredes para informar a sus superiores. Y estos no hicieron absolutamente nada, solo le despidieron.
El asunto se destapó unos años después, y casi por casualidad durante una inspección rutinaria de otra fábrica que ya estaba cerrada. Allí detectaron en un pozo niveles muy altos de varias sustancias químicas cancerígenas y se dieron cuenta de que el pozo les llevaba a la empresa Solvay.
El problema no era que una fábrica cerrada tuviese un pozo contaminado sino que ese pozo abastecía a varias decenas de casas próximas que usaban el agua para regar plantaciones, y lo más tétrico, a la máquina de café de los trabajadores de Solvay. Es decir, los empleados de la planta bebían directamente el agua de ese pozo.
Solvay lo sabía y su directivos lo sabían, tal y como recoge la investigación del Consorcio de Periodistas de Investigación, porque la policía encontró en sus oficinas documentos por duplicado. Uno con los datos reales, y otro, el que presentaban a las administraciones, con los datos edulcorados. Conocían la verdad y la ocultaron.
En ese momento, acusaron a un par de subordinados y la empresa tuvo que pagar una multa de menos de 400.000 euros a pesar del impacto tremendo para la salud pública.
Más ciudades contaminadas por la empresa
Este es solo una ejemplo, la huella que ha dejado Solvay en la salud de miles de personas no se queda en este caso concreto. Una de sus plantas en Nueva Jersey, en EEUU, fue denunciada por contaminar el agua corriente de todos los vecinos de la localidad.
Otra de sus polémicas son los destrozos ocasionados en la playa de Rosignano, que parece una costa caribeña pero realmente está contaminada. La empresa dice que cumple con la normativa, y es verdad que ninguna autoridad se ha posicionado en contra, pero la ONU ha llegado a incluirla en la lista de los lugares del Mediterráneo más contaminados y según un estudio de 2016, el riesgo de mortandad por enfermedades crónicas en esa región es mayor que en las zonas vecinas.
Empresa de relevancia en el sector
Como queda reflejado con estos casos, Solvay es una multinacional con intereses en todo el mundo. De hecho, es una de las empresas más relevantes del sector, una de las más grandes del planeta, operando en 64 países y ganando anualmente miles de millones por sus ventas.
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Como ejemplo, las conferencias científicas que organizaban los fundadores a principios del siglo pasado y que reunían a Marie Curie, Albert Einstein, Max Planck o Erwin Schrödinger.