Lo que parecía una semana complicada para Elon Musk ha tomado un giro inesperado. Tras la presentación poco convincente de sus taxis autónomos, que generó una caída en las acciones de sus compañías, este domingo Musk tuvo motivos para celebrar. Ingenieros de SpaceX lograron una hazaña histórica al hacer que el gigantesco propulsor de un cohete Starship aterrizara sano y salvo, en los brazos de la misma torre desde la cual había sido lanzado.

El momento, descrito como "una película en retroceso", mostró cómo el impulsor descendía lentamente desde el cielo, en una maniobra que promete revolucionar la industria espacial al permitir la reutilización de estos costosos dispositivos. Sin embargo, no todo es motivo de celebración para Musk. La Comisión Costera de California ha rechazado su última solicitud para aumentar el número de lanzamientos desde la base de SpaceX en el estado.

Las razones detrás de esta negativa incluyen preocupaciones sobre la propagación de desinformación por parte de Musk en redes sociales, además de críticas por priorizar las ganancias empresariales sobre la salud y el bienestar de sus empleados. Las autoridades también han expresado inquietud sobre el posible uso militar de los lanzamientos de SpaceX.

En respuesta, Musk no ha tardado en reaccionar, afirmando que su actividad en redes sociales es completamente independiente de SpaceX y amenazando con denunciar a las autoridades de California por violar su derecho a la libertad de expresión, garantizado por la Primera Enmienda.