44 días de huelga
'La Canadiense', la huelga impulsada por CNT que convirtió a España en el primer país en europeo en tener ocho horas de jornada laboral
El contexto El Consejo de Ministros ha aprobado una ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Yolanda Díaz recordó que este martes se cumplen 106 años de la huelga de 'La Canadiense', que consiguió la jornada laboral de ocho horas en España.
La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, ha dado un paso más para que pueda ser una realidad en España. El Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de ley que establece la reducción de la jornada laboral en España a 37'5 horas semanales.
Esta reforma, que busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores, deberá ahora obtener el apoyo del Congreso para convertirse en ley definitiva. Además, la nueva normativa incluirá la obligatoriedad de un registro horario digital para que la Inspección de Trabajo pueda supervisar, en tiempo real, el cumplimiento de las jornadas laborales y combatir el fraude en las horas extra.
Un problema en la economía española
Cada semana, se realizan más de 7 millones de horas extra, y en un solo día, como el de hoy, se contabilizan alrededor de un millón y medio de horas adicionales. Lo más alarmante es que un 40% de esas horas no se pagan a los trabajadores.
Este fenómeno afecta principalmente a sectores como la ciencia, la investigación, la restauración y el comercio, donde los empleados se ven forzados a trabajar más allá de su jornada laboral sin recibir compensación alguna.
'La Canadiense', el origen de la jornada laboral de ocho horas
La vicepresidenta del Gobierno, al anunciar la reforma, no solo destacó la importancia de la reducción de la jornada laboral, sino que también aprovechó la ocasión para recordar un capítulo clave de la historia laboral de España. Hoy, 4 de febrero, se cumplen 106 años de la huelga de 'La Canadiense', que dio lugar a la jornada laboral de ocho horas, un logro que marcó un antes y un después en la historia laboral del país.
El conflicto se desató en 1919 en Barcelona, en la principal empresa suministradora de electricidad de la ciudad, la 'Barcelona Traction, Light and Power Company', fundada en Toronto (Canadá). La empresa, conocida popularmente como 'La Canadiense', despidió a varios trabajadores temporales y decidió transformarlos en empleados fijos, pero a costa de reducirles el salario.
Esta decisión fue rechazada por los trabajadores, quienes comenzaron a protestar por lo que consideraban una injusticia. Ocho de ellos fueron despedidos, todos pertenecientes a la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), un sindicato que ya contaba con una fuerte implantación en el sector.
El conflicto fue creciendo rápidamente. Los empleados del departamento afectado primero, y luego los de toda la empresa, se unieron en la protesta. La solidaridad de los trabajadores se expandió por toda Barcelona, y en poco tiempo se unieron a la huelga otras empresas de diferentes sectores, no solo de energía, sino también de gas, agua, textil y más. La ciudad de Barcelona, el corazón industrial de Cataluña, quedó prácticamente paralizada durante 44 días.
La huelga no solo paralizó la industria, sino que también atrajo la atención nacional. El Gobierno de la época intentó sofocar la protesta con medidas represivas, que incluyeron la confiscación de la empresa y la militarización de los trabajadores. Los soldados se presentaron en las fábricas para sustituir a los obreros en huelga, y aquellos que se negaban a trabajar eran arrestados y encarcelados. A pesar de la represión, la solidaridad de los trabajadores se mantuvo firme, y miles de familias recibieron apoyo mutuo durante el conflicto, lo que permitió que la huelga se sostuviera durante más de un mes.
Finalmente, tras semanas de tensiones, el Gobierno se vio obligado a intervenir. El impacto de la huelga no solo afectaba a Barcelona, sino que amenazaba con expandirse a otras ciudades y sectores del país. El Gobierno, consciente de los riesgos económicos y sociales, decidió negociar con los trabajadores. Aceptó casi todas las demandas de los huelguistas: aumento de salarios, pago de los salarios perdidos durante la huelga y, lo más trascendental, la instauración de la jornada laboral de ocho horas.
Inicialmente, la medida fue aplicada solo en las empresas en huelga, pero poco después el Gobierno extendió la reforma a todo el país. España se convirtió en el primer país europeo en adoptar oficialmente la jornada de ocho horas.