A menos de un mes del congreso de Esquerra Republicana, el partido se encuentra en una lucha interna sin precedentes. Oriol Junqueras ha denunciado a Marta Rovira, acusándola de crear un "partido B" para desviar la atención y llevar a cabo campañas controvertidas, como los recientes carteles que atacan a Pasqual Maragall por su enfermedad, considerados "repugnantes" por el líder republicano.
Rovira, por su parte, ha optado por el silencio, indicando que no responderá a las acusaciones de Junqueras. Este enfrentamiento marca un regreso a los congresos tensos de Esquerra, después de 13 años de relativa paz interna desde que ambos lideraron el partido en 2011.
La situación recuerda episodios del pasado, como el congreso de Lleida en 1989, que culminó con la victoria de los independentistas radicales, Josep-Lluís Carod-Rovira y Ángel Colom. Años después, Colom se unió a otro partido, mientras Carod-Rovira emergía como líder de Esquerra, que gobernó con el PSC en 2003. Así, Pasqual Maragall llegó a la presidencia de la Generalitat con Carod-Rovira como vicepresidente y junto a Iniciativa per Catalunya Verds. El Tripartit d'Esquerres duró dos legislaturas, hasta que Carod-Rovira se dio de baja y dejó el partido en manos de Joan Puigcercós hasta 2011.
En 2011, un nuevo congreso llevó a Oriol Junqueras a la presidencia, con Marta Rovira como su número dos. Este tándem ha dirigido el partido durante 13 años, un periodo de paz interna y de recuperación de la presidencia de la Generalitat. Sin embargo, ahora, sin la Generalitat, el enfrentamiento entre Junqueras y Rovira se ha intensificado, y la guerra abierta se decidirá en el congreso de noviembre.
Con la cita a la vista, la tensión aumenta y los cimientos de la coalición que mantuvo la calma durante más de una década parecen tambalearse. Este conflicto entre Junqueras y Rovira podría dar forma a un futuro incierto para Esquerra, cuyo legado de reconciliación enfrenta su mayor desafío hasta la fecha.
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