El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha pasado de ser uno de los héroes de la 'Operación Isótopo' (1972), una misión de rescate de rehenes israelíes, a liderar el gobiernos más controvertido de la historia de su país. Su Ejecutivo cuenta con ministros homófobos, ultras, radicales e intolerantes. Sin embargo, su momento más crítico lo vive ahora. Tras el ataque sorpresa del pasado sábado por Hamás, todo el país israelí señala a Netanyahu como el responsable del enorme fallo en la seguridad del país.

El actual Gobierno de Israel lo forman seis partidos: dos ultraortodoxos, tres de extrema derecha y el Likud de Netanyahu, con diputados abiertamente racistas y homófobos. Este Ejecutivo está a los mandos de la respuesta a Hamás y sus planes sobre la Franja de Gaza son salvajes. Una de las diputadas del partido de Netanyahu ha animado incluso a usar armas nucleares contra la población de Gaza.

En un discurso televisado, Netanyahu se ha dirigido a los lideres de la oposición para que formen inmediatamente un Gobierno de emergencia nacional, pidiéndoles que lo hagan sin condiciones previas. Quiere que la clase política se una para hacer frente a este conflicto, pero también es una forma de compartir los errores y acallar las críticas.

Netanyahu ha sido acusado por la ciudadanía de haber sido conocedor del atentado. Porque se ha conocido que, hace diez días, Egipto avisó a Israel de que Hamás estaba planeando un ataque de gran magnitud. Y el Gobierno israelí no hizo caso.

Pero también le llegan críticas desde los medios de comunicación. Uno de los principales periódicos del país, Haaretz, ha publicado un editorial en el que le señala como el responsable del conflicto entre Israel y Gaza. Creen que despreció al enemigo y sus capacidades militares ofensivas. Y además, le acusan de estar más centrado en sus problemas judiciales, está acusado de tres casos de corrupción, que de los asuntos estatales.