El Barranco del Poyo, que atraviesa varias localidades de la provincia de Valencia, ha sido una fuente constante de desastres desde hace más de dos siglos, según describe el botánico Antonio José de Cavanilles en su obra 'Historia Natural del Reyno de Valencia' de 1795.
En este texto, Cavanilles alertaba sobre los peligros que representaba este barranco, cuyo cauce, aunque seco la mayor parte del tiempo, se convierte en una amenaza cuando se producen avenidas, como ocurrió en 1775, cuando causó devastadoras inundaciones en Chiva, matando a varios vecinos y arrasando edificios.
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A pesar de estos antecedentes trágicos, el barranco ha sido ignorado en términos de planificación urbanística, y alrededor de él se han construido numerosos edificios. La tragedia, que actualmente acecha a localidades como Chiva, Alaquás, Cheste y Torrent, no es nueva. Aunque en tiempos de Cavanilles estas localidades no superaban los 300 habitantes, los peligros del barranco eran ya evidentes, pero la falta de medidas preventivas y el crecimiento descontrolado de las zonas aledañas han agravado las consecuencias de las lluvias torrenciales recientes.