Donald Trump regresa a la Casa Blanca, esta vez con más fuerza que nunca. Ni sus polémicas, ni sus condenas judiciales, ni las acusaciones de falsedades han sido un obstáculo para asegurar su victoria. Trump no solo se ha llevado el voto del Colegio Electoral, sino también ha superado a Kamala Harris en el voto popular por casi cinco millones de sufragios. Además, el Partido Republicano se ha asegurado el control total de ambas cámaras del Congreso, lo que le brinda al futuro presidente llevar a cabo su programa sin cortapisas.

Este nuevo panorama político se traduce en una Casa Blanca con "carta blanca". Con el Senado y la Cámara de Representantes a su favor, Trump podrá nombrar jueces y funcionarios claves sin obstáculos, consolidando el poder de la mayoría conservadora en el Tribunal Supremo. El republicano también ha logrado eliminar a los críticos dentro de su propio partido, lo que le asegura un control absoluto sobre el ala republicana.

La pregunta ahora es: ¿cómo sería Estados Unidos si Donald Trump cumple sus promesas electorales? Trump ha delineado un programa electoral ambicioso y radical.

Justicia y migración: dos prioridades de la nueva administración

Trump ha dejado claro que usará el Departamento de Justicia para ir contra aquellos que considera sus enemigos y críticos. Además, ha prometido reemplazar a fiscales y funcionarios que, según él, tienen una ideología "marxista". El tema migratorio vuelve a estar en el centro de su agenda: el futuro presidente insiste en construir un muro definitivo en la frontera con México y ha hecho de los migrantes un blanco constante en sus discursos.

Trump ha prometido también penas más severas para los delincuentes, incluyendo la pena de muerte para traficantes de drogas y personas. Una medida polémica ha sido su compromiso de indultar al creador de uno de los mercados negros de internet, quien cumple condena por delitos como lavado de dinero, tráfico de drogas y piratería informática.

Imposible comprar en China y rechazo a las energías limpias

El republicano tiene en la mira a China, prometiendo aranceles altos para todos los productos chinos, especialmente en el sector automotor. En línea con su apoyo a la industria automovilística estadounidense, Trump quiere prohibir los coches eléctricos y promover solo los de gasolina, en detrimento de los vehículos ecológicos.

La política energética se enfocará en la extracción de gas y petróleo, dejando de lado las energías limpias, una decisión que ha generado preocupación en los sectores ambientalistas. En cuanto a las criptomonedas, promete que toda la producción de bitcoins se hará en Estados Unidos, a pesar del alto consumo energético de esta actividad.

Política exterior: fin de la Guerra en Ucrania y respaldo total a Netanyahu

Trump ha asegurado que, de ser necesario, la Guerra de Ucrania terminará en su primer día de mandato. En cuanto a la OTAN, solo apoyará a los países que contribuyan económicamente de forma significativa. Esto podría ofrecer a Putin un mayor margen de maniobra en Europa del Este.

En Oriente Medio, Trump se ha comprometido a brindar un respaldo absoluto a Israel y a su primer ministro, Benjamin Netanyahu, en sus planes para la región, un apoyo que podría tensionar aún más el conflicto palestino-israelí.

Planes domésticos: "ciudades de la libertad" y coches voladores

Entre sus promesas más inusuales está la creación de diez "ciudades de la libertad", donde se fomentará la vivienda asequible y el empleo. Además, ha mencionado su interés en desarrollar vehículos voladores, una visión futurista que contrasta con su rechazo a los coches eléctricos.

Aún es incierto cómo se implementarán estas promesas, pero lo que está claro es que el segundo mandato de Trump será radical, audaz y controvertido, prometiendo un Estados Unidos muy diferente al que dejó hace cuatro años.