Todas las religiones van a ser iguales ante los ojos de Hacienda. Ese es el plan del Gobierno y que ya ha acordado con el resto de las confesiones religiosas de nuestro país: que todas tengan los mismos beneficios fiscales que tiene la Iglesia Católica. Esto quiere decir que los ortodoxos, los budistas, los mormones y los Testigos de Jehová van a dejar de pagar el IBI y el impuesto de sociedades. Eso a nivel estatal.
A nivel local tampoco van a pagar el de actividades económicas o el de plusvalía. Son los mismos beneficios que también tienen los judíos, los musulmanes o las entidades sin ánimo de lucro como las ONG o las fundaciones.
¿Cuál es el objetivo del Gobierno? Dicen que es una medida para avanzar hacia la laicidad y un Estado aconfesional. Eso ahora. Porque el PSOE siempre ha defendido otra cosa bastante diferente: que la iglesia católica sí pague el IBI. No que dejen de pagarlo todas las religiones. Pedro Sánchez defendió que la Iglesia Católica pagara el IBI fuera y dentro de La Moncloa.
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