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Corrupción en Bruselas: Huawei sacude al Parlamento Europeo con una red de sobornos

Las consecuencias Tras el escándalo de 'Qatargate', una nueva investigación muestra cómo los lobbies siguen manipulando el Parlamento Europeo y socavando los esfuerzos por mejorar la transparencia en la UE.

Corrupción en Bruselas: Huawei sacude al Parlamento Europeo con una red de sobornos

El Parlamento Europeo se ve nuevamente sacudido por un escándalo de corrupción, esta vez con la sombra de Huawei sobre la capital de la Unión Europea. En el marco de la 'Operación Generación', una investigación anticorrupción que se ha desarrollado durante dos años, se han revelado prácticas ilícitas orquestadas por de la gigante tecnológica china para asegurar su acceso continuo a los mercados europeos.

Este esfuerzo se habría llevado a cabo mediante sobornos y regalos a eurodiputados, a pesar de las advertencias de seguridad que Estados Unidos y varios gobiernos occidentales han lanzado sobre los posibles riesgos de espionaje relacionados con los vínculos de Huawei con el gobierno chino.

Este jueves, las fuerzas de seguridad belgas han llevado a cabo 21 registros domiciliarios como parte de la investigación, y han puesto bajo sospecha a 15 eurodiputados, tanto actuales como exdiputados. Los presuntos delitos que se investigan son graves: cohecho, falsificación, blanqueo de capitales y organización criminal. Según fuentes cercanas al caso, la compañía china habría recurrido a una serie de tácticas para mantener su influencia en el Parlamento Europeo.

Entre las presuntas estrategias utilizadaspara sobornar a los legisladores se encuentran costosas entradas para partidos de fútbol, viajes lujosos a China, regalos ostentosos y, en algunos casos, grandes sumas de dinero en efectivo, todo ello a cambio de favores políticos y de apoyo para defender los intereses de Huawei en el ámbito legislativo europeo.

La 'Operación Generación' no es un caso aislado. Bruselas, considerada la segunda mayor capital mundial del lobby después de Washington, alberga más de 12.000 lobistas registrados, según cifras oficiales. Sin embargo, se estima que el número real podría ser mucho mayor, ya que muchos grupos de presión operan sin estar debidamente registrados. La presencia de estos lobbies y su capacidad de influir en las decisiones políticas de la Unión Europea se ha convertido en un tema recurrente, y las líneas entre la legalidad y la ilegalidad a menudo parecen desdibujarse.

En este contexto, la corrupción en el Parlamento Europeo no es una novedad. El escándalo de 'Qatargate', que estalló a finales de 2022, mostró al mundo como legisladores europeos fueron sobornados para promover la candidatura de Qatar al Mundial de Fútbol, y reveló la facilidad con la que los intereses externos pueden moldear las políticas europeas. En ese escándalo, varios eurodiputados fueron arrestados por aceptar más de 1,5 millones de euros en efectivo a cambio de favorecer a Qatar, Marruecos y Mauritania en la arena política de la UE. La exvicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili, se encuentra entre los principales sospechosos de ese caso, aunque ha negado cualquier irregularidad.

A raíz de ese escándalo, se incrementaron los esfuerzos para aumentar la transparencia en las instituciones de la UE, pero las investigaciones actuales sobre Huawei demuestran que las presiones de los lobbies continúan siendo una amenaza persistente. En los últimos años, los auditores de la UE han emitido informes alertando sobre la falta de transparencia y sobre cómo los intereses comerciales pueden influir en las decisiones políticas, a menudo sin el escrutinio adecuado.

El Parlamento Europeo tiene previsto celebrar la próxima semana un debate sobre la transparencia en sus instituciones, que podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra la corrupción y la influencia indebida en las políticas europeas. El tema central será la creación de un organismo de ética independiente dentro del Parlamento, diseñado para supervisar las relaciones entre los legisladores y los grupos de lobby, y garantizar que las decisiones se tomen sin la influencia de intereses externos.

Según Transparencia Internacional, al menos 48.000 personas trabajan en Bruselas en organizaciones que buscan influir en las decisiones de la UE, lo que subraya la magnitud del desafío que enfrenta la institución para garantizar la transparencia y la integridad en su funcionamiento.