La "Grecia del Sena"

Las cuatro crisis de Francia, o cómo pasó de ser motor de Europa a convertirse en la gran preocupación de la UE

¿Culpable de una nueva crisis? La combinación de una gran deuda pública, una economía estancada y un gobierno paralizado, junto con un creciente descontento social que se refleja en protestas y huelgas, pone en duda su capacidad para seguir siendo un pilar clave de la eurozona.

Las cuatro crisis de Francia, o cómo pasó de ser motor de Europa a convertirse en la gran preocupación de la UE

Francia atraviesa una de las mayores crisis políticas y económicas de su historia, una situación que la ha llevado a ser descrita como la "Grecia del Sena" por el 'Wall Street Journal'. La combinación de inestabilidad política, desequilibrios financieros y un creciente descontento social sitúan al país como una de las mayores preocupaciones para la eurozona.

Crisis económica

La economía francesa, que históricamente ha sido uno de los motores de Europa, enfrenta un deterioro significativo. La deuda pública ha alcanzado el 112% del PIB, un nivel alarmante que supera incluso al de Grecia en algunos momentos. La prima de riesgo francesa ha registrado su nivel más alto desde 2012, reflejando la desconfianza de los mercados.

La OCDE ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento económico del país, estimando un incremento de solo el 0,6% para 2025, una cifra significativamente inferior a la de otros países como España. Este contexto económico adverso se agrava por una crisis presupuestaria que ha sembrado dudas sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas francesas.

Inestabilidad política y descontento social

El gobierno del presidente Emmanuel Macronenfrenta una parálisis política sin precedentes. Tras el reciente bloqueo presupuestario en el Parlamento, Francia se encuentra en la necesidad urgente de nombrar un nuevo primer ministro que pueda desbloquear la situación. Sin embargo, la incertidumbre sobre si el gobierno podrá mantenerse o si será necesario convocar elecciones anticipadas para el próximo verano incrementa la inestabilidad.

Macron, quien en su momento fue visto como el líder capaz de revitalizar Europa, ha perdido peso político tanto en el ámbito nacional como en el europeo. Su polémica ley de inmigración, pactada con la extrema derecha, fue en gran parte rechazada por el Consejo Constitucional, lo que subraya su dificultad para implementar su agenda política.

En paralelo, Francia vive una ola de descontento social que se manifiesta en huelgas, protestas y bloqueos. Los agricultores han vuelto a las calles, denunciando el incumplimiento de las promesas del gobierno, mientras los trabajadores del transporte lideran huelgas en protesta por la pérdida de poder adquisitivo.

La crisis francesa tiene repercusiones más allá de sus fronteras. El papel de Francia como motor económico y político de la Unión Europea está en cuestión, lo que genera incertidumbre en un momento crítico para la región. En un giro de papeles, la presión ya no recae en los países del sur de Europa, sino en Francia, que ha pasado de ser un pilar de estabilidad a convertirse en un foco de inestabilidad.