En Italia, mientras todos están reunidos en otro lugar del país, en el Parlamento italiano, a unos kilómetros de distancia, se desata el caos. Una pelea bochornosa estalla entre diputados de la ultraderecha, entre los parlamentarios de Meloni y Salvini, dejando a uno de ellos en silla de ruedas. El motivo: una ley que otorgaría más competencias a las autonomías italianas.

Este incidente no es nuevo en Italia ni en los parlamentos europeos. En laSexta Clave recordamos enfrentamientos similares en Ucrania, donde estalló una de las peleas más multitudinarias que se han vivido en un parlamento cuando un grupo de legisladores intentaron votar en nombre de diputados que no estaban presentes. En Kosovo, el primer ministro fue rociado con agua por un diputado rival durante una sesión sobre premisos para alcaldes albaneses.

En un giro surrealista, recordamos el caso de Japón en 2015, donde una pelea estalló en el parlamento debido a una ley de seguridad que permitiría a las tropas japonesas combatir en el extranjero, desencadenando la ira de la oposición que la consideraba como una amenaza de nuevas guerras.

Pero las peleas no se limitan al parlamento. En Sudáfrica, durante un debate sobre corrupción, los diputados se enfrentaron físicamente, recordando más a una pelea callejera que a un debate político.

En países como Corea del Sur y Taiwán, la violencia en el parlamento es relativamente frecuente, desde tirarse de las corbatas hasta lanzarse objetos, como las tripas de cerdos que se lanzaron en el parlamento de Taiwán porque no querían que se aprobase una ley de importación de carne; o agarrarse de los pelos entre diputadas.