Las calles de París arden con la reforma de las pensiones de Macron. Y en las de España con la que ultima el Gobierno de coalición, nada. Para entenderlo analizamos seis diferencias entre las dos reformas.
- La primera es la más evidente: la edad de jubilación. En Francia se eleva de los 62 años a los 64. En España, la nueva reforma no cambia nada. Ahora está en los 65 e irá subiendo. Y en 2027 estará en los 67.
- Segunda diferencia: los años que hay que cotizar para obtener una jubilación plena. En Francia, quien quiera recibir toda su pensión tendrá que haber cotizado 43 años. La reforma de España tampoco ha tocado este concepto. Aquí está en 38 años y medio.
- Tercera diferencia: el cómputo. Los años para calcular cuánto vas a cobrar. En Francia, la reforma no los cambia. Los 25 mejores años de la vida laboral. En España sí se modifica: o los últimos 25 o los últimos 29 eliminando los peores 24 meses.
- Cuarta diferencia: la revalorización de las pensiones. En Francia todas las pensiones se han revalorizado este año cerca de un 4%. Pero el nuevo modelo lo que establece es que solo se revaloricen las pensiones más bajas. En España se ha acordado que las pensiones suban siempre conforme al IPC.
- Quinta diferencia: las cotizaciones máximas. Lo que paga la empresa al Estado y lo que pierde el trabajador de su nómina. En Francia las dejan como están. Y aquí Escrivá las quiere subir. Especialmente para los sueldos más altos. Una subida de impuestos que no implicará subida de sus pensiones.
- La sexta diferencia es la que resume la diferencia entre el modelo francés y el español. Macron apuesta por rebajar los gastos. La reforma de Escrivá apuesta más por subir los ingresos.
Lo único que tienen en común los cambios en Francia y en España es su motivación: el envejecimiento de la población. Cada vez hay menos cotizantes por cada jubilado. Aunque también hay matices: en Francia hay 1,7 cotizantes por cada jubilado. En España, 2,4. Y para 2050 se calcula que allí habrá 1,4 cotizante por cada jubilado. Y aquí 1,75.