En un movimiento inusual en la política española, el presidente Pedro Sánchez envió este miércoles una carta a la ciudadanía. En el documento, abre la posibilidad de renunciar a su cargo tras las acusaciones de "tráfico de influencias" contra su esposa, Begoña Gómez. El presidente del Gobierno anunciará su decisión el próximo lunes 29 de abril, marcando un momento clave en la democracia moderna del país.
Si Sánchez optara por la dimisión, marcaría algo casi histórico. La historia recuerda solo a Adolfo Suárez como el precedente de un presidente del Gobierno que optó por dejar voluntariamente su puesto. En su partida, Suárez pidió algo parecido a lo que reclama Sánchez "no traspasar determinadas líneas en la crítica política".
Suárez dijo adiós como presidente del Gobierno con un mensaje de unos diez minutos, que fue emitido en la tarde de aquel 29 de enero de 1981 a través de Televisión Española. En su discurso, afirmó que "los modos y las maneras que a menudo se utilizan para juzgar a las personas" no son los "más adecuados para una convivencia serena".
Expresó su preocupación por el uso de la "inútil descalificación global, la visceralidad y el ataque personal" en el debate público, argumentando que estas prácticas perjudican el funcionamiento adecuado de las instituciones democráticas.
En su discurso, Adolfo Suárez, reconoció que "la crítica pública y profunda de los actos de Gobierno es una necesidad, por no decir una obligación" pero enfatizó en que "el ataque irracionalmente sistemático, la permanente descalificación de las personas y de cualquier solución con que se trata de enfocar los problemas del país no son un arma legítima, porque pueden desorientar a la opinión púbica en que se apoya el propio sistema democrático".
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