En busca de paz

Diplomacia itinerante o cuando la paz depende de negociaciones que a veces fallan

¿Por qué es importante? Cuando el diálogo directo es imposible, la diplomacia itinerante se convierte en la única vía para negociar la paz, con mediadores que intentan salvar distancias y construir acuerdos paso a paso.

Diplomacia itinerante o cuando la paz depende de negociaciones que a veces fallan

Las bombas continúan cayendo sobre Ucrania, mientras los actores internacionales intentan negociar una salida al conflicto que ya lleva años arrasando al país. En el centro de estas negociaciones, que se desarrollan en un hotel de Arabia Saudí, los intereses globales chocan con la dura realidad del sufrimiento humano. Mientras los civiles ucranianos pagan el precio más alto, las grandes potencias se alinean detrás de objetivos estratégicos que van más allá de una simple resolución de paz.

Para Vladímir Putin, la prioridad sigue siendo la seguridad en el Mar Negro, una vía clave para la exportación de su petróleo, vital para la economía rusa. La capacidad de Moscú para mantener sus rutas comerciales abiertas es esencial no solo para su supervivencia económica, sino también para su influencia geopolítica. Desde el comienzo de la guerra, Putin ha vinculado la invasión a Ucrania con la necesidad de "desnazificar" el país, un pretexto que ha servido para justificar la agresión.

Sin embargo, hoy parece que el conflicto ha adquirido nuevas dimensiones: el petróleo y el control de rutas comerciales se están convirtiendo en factores mucho más relevantes para el Kremlin que el supuesto fin ideológico de la operación.

Por otro lado, Ucrania, acosada por las fuerzas rusas, se enfrenta a una lucha desesperada por preservar sus infraestructuras energéticas y sus recursos esenciales. La protección de sus instalaciones de energía, que son cruciales para el funcionamiento del país, se ha convertido en una de las principales prioridades del gobierno ucraniano.

Cada bombardeo ruso pone en riesgo no solo la vida de los civiles, sino también la capacidad de Ucrania para mantenerse en pie durante la guerra. La resistencia ucraniana, alimentada por un fervor patriótico y apoyada por un suministro constante de armamento occidental, sigue luchando por su soberanía, aunque los costos en vidas humanas son incalculables.

En medio de este caos, Estados Unidos juega un papel ambiguo. Mientras actúa como mediador en las negociaciones de paz, no oculta su interés por aprovechar la situación para obtener beneficios propios. Washington busca asegurar que las empresas estadounidenses puedan regresar a Rusia una vez que el conflicto termine, al tiempo que persigue el acceso a los recursos minerales estratégicos de Ucrania, que se consideran clave para la transición energética global.

La administración de Trump ha tomado una postura firme contra la invasión rusa, pero también está atenta a la posibilidad de sacar partido de la situación una vez que la guerra termine, asegurando su influencia sobre el territorio ucraniano y las relaciones con Rusia.

En este escenario, la diplomacia itinerante, también conocida como 'shuttle diplomacy', se presenta como el único recurso para intentar encontrar un acuerdo. Esta táctica de mediación, que involucra a un intermediario neutral que se reúne con las partes en conflicto de manera separada, ha sido utilizada con éxito en varias ocasiones a lo largo de la historia.

El mediador actúa como un puente entre los bandos, transmitiendo los mensajes de cada parte y buscando soluciones prácticas, aunque en muchas ocasiones modestas, que puedan allanar el camino hacia un acuerdo mayor.

Los mediadores en este tipo de negociaciones deben ser personas en quienes ambas partes confíen, con un profundo conocimiento de la situación y una capacidad única para gestionar la tensión y la desconfianza mutua. La neutralidad es esencial, y el mediador debe ser extremadamente cauteloso para no inclinarse hacia ninguna de las partes.

Además, la paciencia es una virtud esencial en este proceso, ya que las negociaciones pueden durar semanas, meses, e incluso años, y los acuerdos alcanzados son a menudo pequeños, iniciales, pero necesarios para comenzar a frenar el conflicto.

La historia está llena de ejemplos de diplomacia itinerante. Desde los acuerdos de paz entre Egipto, Siria e Israel después de la guerra del Yom Kipur en 1973, hasta los recientes avances en el comercio de grano entre Rusia y Ucrania, este tipo de mediación ha demostrado ser una herramienta eficaz para la resolución de conflictos. El proceso también ha dado lugar a éxitos notables, como el tratado de paz que acabó con las disputas territoriales entre Egipto e Israel, y el acuerdo de paz que puso fin a la guerra de Bosnia.

Sin embargo, también existen fracasos. En el caso de la guerra de las Malvinas, Estados Unidos no logró evitar la confrontación entre Argentina y el Reino Unido, y la diplomacia de Emmanuel Macron tampoco pudo evitar que el conflicto entre Ucrania y Rusia se intensificara. A pesar de los esfuerzos internacionales, la guerra sigue avanzando, y la diplomacia itinerante, por ahora, solo ofrece esperanza, no certeza.