"Tenemos que cambiar esta sociedad machista"

Las dos caras de Pelicot: entró al juicio oculta tras unas gafas de sol, sale valiente y con esperanza tras la sentencia

Tres meses después A los 71 años, Pelicot ha logrado que sus agresores sean condenados a 428 años de prisión, enviando un mensaje de resistencia. Su valentía ha inspirado a miles en Francia, resaltando la urgencia de transformar la sociedad y sus leyes frente a la violencia machista.

Pelicot el día que arrancó el juicio y hoy, el día de la sentencia

Tres meses han pasado desde que Gisèle Pelicot apareció por primera vez en el tribunal, el 2 de septiembre, enfrentándose a la justicia en un juicio que ha marcado la historia. En esa fecha, rodeada de abogados y familiares, se presentó ante la corte agazapada tras unas gafas de sol, en un momento de total vulnerabilidad. Ese día, Pelicot declaró sentirse "aniquilada" y "en ruinas por dentro".

Este jueves, sin embargo, su expresión era completamente diferente: una mujer decidida y valiente, lista para enfrentar la sentencia contra los más de 50 hombres que abusaron de ella. En su rostro ya no hay huellas de la angustia que la acompañó hace tres meses, sino una profunda serenidad que refleja su capacidad de sanar y, más importante aún, de enviar un mensaje lleno de esperanza.

"Al abrir las puertas de este juicio, el 2 de septiembre del año pasado, quise que la sociedad pudiese ser testigo de los debates. No me arrepiento de esta decisión. Confío en nuestra capacidad colectiva de conseguir un futuro en el que cada uno de nosotros, hombres y mujeres, podamos vivir en armonía, con respeto y comprensión mutua. Gracias.", declaró a la salida del juicio, Gisèle Pelicot.

Un ejemplo de lucha

Gisèle Pelicot, a sus 71 años, ha logrado una victoria histórica en la lucha contra la violencia sexual. Después de años de enfrentarse a un doloroso pasado, ha visto cómo sus 51 agresores han sido condenados a un total de 428 años de prisión. Esta sentencia no solo marca un precedente legal, sino que también ha puesto en el centro del debate la necesidad de transformar la sociedad y sus leyes frente a la violencia machista.

Pelicot, quien ha sido un faro de dignidad, ha decidido no ocultar su rostro, sino alzar su voz para inspirar a otras víctimas a hacer lo mismo. En sus propias palabras, "la vergüenza debe cambiar de bando". A lo largo de su incansable lucha, ha insistido en que las víctimas no deben esconderse, sino que los agresores deben ser los que enfrenten el repudio social.

En sus intervenciones públicas, Pelicot ha subrayado la importancia de la educación y de un sistema legal que proteja mejor a las mujeres. Su valentía ha sido recibida con una ola de apoyo popular, reflejada en multitudinarias manifestaciones en toda Francia, que no solo celebran su lucha, sino que también exigen reformas profundas en la manera en que la sociedad trata la violencia machista.

Un reciente sondeo reveló que el 85% de los encuestados en Francia consideran que el juicio a los agresores de Pelicot les ha hecho reflexionar sobre la necesidad de redoblar esfuerzos para combatir la violencia sexual.

Gisèle Pelicot ha logrado lo que muchos pensaron imposible: transformar su dolor en una poderosa lucha por la justicia, siendo ahora un referente de valentía y resistencia para todas las mujeres que enfrentan el abuso y la violencia en silencio. Su mensaje es claro y rotundo: "Es hora de cambiar esta sociedad machista y patriarcal".