En la Siria post-Al Assad

EEUU mantiene una recompensa de diez millones por Al Golani pese a sus esfuerzos de suavizar su imagen

El "guerrillero liberador" Al Golani, exmiembro de Al Qaeda, pasó de yihadista radical a "moderado". Primero ocultó su rostro, luego adoptó barba y uniforme militar, y en su primera entrevista occidental, apareció con traje.

Al Golani en 2015, 2016, 2021 y actualmente

Días después de la huida del presidente Bashar Al Assad, Siria se encuentra sumida en un caos donde confluyen diversas fuerzas, desde milicias locales hasta grupos kurdos, rebeldes proturcos y facciones yihadistas. En medio de este panorama, una figura ha comenzado a ganar relevancia: Mohammad Al Golani.

Exmiembro de Al Qaeda, Al Golani ha logrado cambiar su imagen pública a lo largo de los años, pasando de ser un líder yihadista radical a presentarse como un "moderado" defensor de la lucha por la libertad. En sus primeras entrevistas, Al Golani se ocultaba tras un velo, reflejo de su pertenencia a la red terrorista global. Con el tiempo, y tras dejar la organización, mostró su rostro: barba larga, turbante y uniforme militar. Sin embargo, en su primera entrevista con medios estadounidenses, se mostró completamente diferente: con el pelo corto y engominado, camisa y americana, como un hombre más acorde con el mundo occidental. Hoy en día, su estilo recuerda al de otros líderes carismáticos como Volodímir Zelenski o Fidel Castro, el "guerrillero liberador" de la Siria post-Al Assad.

A pesar de estos esfuerzos de suavizar su imagen, Estados Unidos mantiene una recompensa de diez millones de euros por su captura, dada su vinculación con el terrorismo. Al Golani fue uno de los hombres clave de Al Qaeda durante la década del 2000, comenzando su carrera yihadista en Irak en 2003, donde combatió contra las tropas estadounidenses. Fue arrestado por el ejército de EE.UU. y permaneció en una prisión siria. En 2011, Al Qaeda lo envió a Siria para organizar su filial en ese país, lo que desencadenó la recompensa estadounidense. En 2013, sin embargo, dio un giro inesperado al enfrentarse al Estado Islámico (ISIS), lo que llevó a la ruptura de los lazos con Al Qaeda tres años después. Desde entonces, Al Golani ha afirmado que su grupo, la Organización para la Liberación de Siria (HTS), es completamente independiente de cualquier grupo extranjero.

El lavado de imagen de Al Golani ha sido constante desde 2016, y hoy se presenta como un hombre moderado, defensor de la pluralidad y la tolerancia. Sin embargo, es importante recordar que en 2017 afirmó que "no hay lugar para las minorías chiitas o cristianas en Siria", y su visión de un país gobernado bajo la ley islámica sigue siendo clara. Su grupo ha gobernado la provincia de Idlib en el noroeste de Siria, donde han establecido una administración que recauda impuestos, proporciona servicios públicos y emite documentos de identidad. A pesar de su retórica de tolerancia, HTS ha recurrido a tácticas autoritarias para reprimir cualquier oposición en las regiones bajo su control.

Así, mientras Al Golani intenta redefinir su papel en la Siria post-Al Assad, sigue siendo una figura controvertida. Estados Unidos no ha olvidado su pasado y continúa ofreciendo una recompensa por su captura.