Elon Musk, uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo con un patrimonio de más de 246 millones de dólares, ha dado un giro en su trayectoria política. Conocido por su liderazgo en empresas innovadoras como PayPal, SpaceX y Tesla, y por ser el actual propietario de la red social X (anteriormente Twitter), Musk ha emergido como un firme aliado del expresidente Donald Trump. Su cambio de postura política se ha convertido en un tema de gran relevancia, especialmente considerando su influencia en las redes sociales y en el ámbito tecnológico.

Musk, que antes de 2020 se identificaba con los demócratas, ahora se alinea con Trump y la ultraderecha, reflejando un cambio radical en sus prioridades y creencias. El magnate ha utilizado X como una plataforma para promover sus puntos de vista y presionar a los gobiernos en favor de sus intereses económicos. Su relación cercana con líderes como Jair Bolsonaro, Javier Milei y su expansión de Tesla en China subraya su estrategia global.

En su red social, Musk ha intensificado la retórica ultraderechista, difundiendo teorías conspirativas y mensajes de odio. En un reciente tuit, sugirió que, si Trump no gana, los futuros administradores de su edificio serán presidiarios, exacerbando las tensiones políticas y sociales. Además, Musk ha mostrado simpatías hacia teorías como el gran reemplazo, que advierte sobre una supuesta amenaza migratoria.

El magnate ha declarado su intención de combatir lo que él denomina el 'virus woke', un término despectivo que la ultraderecha utiliza para referirse a los progresistas. Musk ha incluso afirmado que el cambio de género de su hija Vivian es una manifestación de este fenómeno, revelando actitudes transfóbicas y un acercamiento al movimiento neoreaccionario. Este movimiento, que aboga por un liderazgo corporativo en la sociedad futura, parece ser una de las nuevas metas de Musk.