La metáfora del puente colgante

El envejecimiento no es lineal: ¿por qué a los 44 y 60 años el cuerpo experimenta "estallidos" de cambios?

¿Cómo me afecta? A estas edades el envejecimiento acelera de manera inesperada, con cambios notables en el metabolismo, la piel y la salud. Con hábitos adecuados, podemos mitigar estos efectos y envejecer de forma más saludable.

El envejecimiento no es lineal: ¿por qué a los 44 y 60 años el cuerpo experimenta "estallidos" de cambios?

La industria cosmética y de la perfumería sigue imparable en España, con una facturación que supera los 10.400 millones anuales, y no parece que la tendencia vaya a cambiar. A pesar de la subida del IVA, el sector mantiene su dinamismo.

Según un estudio europeo de percepción del consumidor, un 72% de los españoles considera que productos como cremas, perfumes y labiales son "importantes o muy importantes" en su vida diaria. Además, las búsquedas en Google relacionadas con cosmética se han duplicado en los últimos 20 años, lo que refleja una creciente preocupación por el cuidado personal.

¿El envejecimiento es un proceso constante o de estallidos?

Hablamos mucho de cosméticos para retrasar el envejecimiento, pero lo cierto es que, según un estudio publicado en la revista científica 'Nature', el envejecimiento no es tan lineal como pensábamos. Aunque en general envejecemos de forma progresiva, este proceso incluye "estallidos" o aceleraciones, especialmente a los 44 y 60 años, momentos en los que las alteraciones en el cuerpo se hacen más evidentes.

En torno a los 44 años, los cambios en el cuerpo son notorios. El aumento de peso, el incremento del colesterol, la pérdida de elasticidad en la piel y los músculos, la aparición de arrugas, así como problemas con el alcohol y la cafeína, son algunas de las señales de que el envejecimiento ha comenzado a marcar su huella. A medida que nos acercamos a los 40, el cuerpo ya empieza a manifestar estas alteraciones.

A los 60 años, los cambios se amplifican. El deterioro afecta también a la salud renal, el sistema inmunitario y el metabolismo de los carbohidratos. Esto puede traducirse en mayores tasas de cáncer, enfermedades renales, cardiovasculares y víricas. La facilidad para enfermar parece aumentar, lo que refuerza la idea de que este "estallido" se acompaña de un empeoramiento generalizado.

El envejecimiento: una metáfora del puente colgante

José Manuel Bautista, biólogo molecular, compara el envejecimiento con un puente colgante sujeto por cables. A medida que el tiempo pasa, estos cables se desgastan poco a poco. Sin embargo, llega un punto en el que uno de los cables se rompe, causando un colapso que afecta a toda la estructura. Este "deterioro controlado" del cuerpo humano explica por qué, a cierta edad, el envejecimiento parece acelerarse de forma explosiva.

A pesar de la claridad con la que se muestra este proceso, la metáfora del puente nos lleva a una conclusión importante: aunque el envejecimiento no puede evitarse, sí podemos combatir sus efectos. Para prevenir los daños más evidentes, la clave está en adaptarse a los cambios. Levantar pesas para contrarrestar la caída de la piel, reducir el consumo de alcohol para proteger el hígado, evitar grasas para controlar el colesterol, y mantener una buena hidratación para cuidar los riñones. Si el envejecimiento no se puede detener, sí podemos suavizar sus huellas.

El reto está claro: adaptarnos a estos "estallidos" para envejecer de la mejor manera posible.