Según una investigación del 'New York Times', Corea del Norte ha estado suministrando secretamente armamento a Rusia, incluyendo más de 10.000 contenedores de armas y millones de cartuchos y proyectiles de artillería. Aunque no son tecnología de punta, estos suministros están siendo utilizados por Rusia en el conflicto con Ucrania, lo que desgasta las fuerzas ucranianas.
Lo más sorprendente es cómo Corea del Norte financia estas operaciones. Según datos recogidos por la agencia surcoreana Yonhap, una parte significativa proviene de la exportación masiva de pelucas y pestañas postizas. A pesar de las estrictas sanciones, el régimen norcoreano ha exportado más de 1.600 toneladas de estos productos a China solo el año pasado, generando ingresos estimados en 156 millones de euros. Estas pelucas, fabricadas en condiciones de bajo costo en Corea del Norte, regresan a China para ser vendidas en el mercado global, aprovechando lagunas en las regulaciones internacionales.
Además de las pelucas, Corea del Norte también se beneficia del trabajo forzado de sus ciudadanos en el extranjero, a pesar de las prohibiciones impuestas por la ONU. Se estima que alrededor de 100.000 norcoreanos trabajan en condiciones cercanas a la esclavitud en países como China y Rusia, enviando la mayor parte de sus ingresos al régimen. Este flujo representa más de mil millones de euros anuales, esencial para las finanzas del gobierno de Kim Jong Un.
Otro ingreso significativo proviene de ciberataques perpetrados por grupos norcoreanos, que recientemente fueron acusados por Estados Unidos de robar más de 1.200 millones de euros a empresas globales. Estos ataques no solo son una amenaza para la seguridad cibernética global, sino que también proporcionan financiamiento crucial para el régimen.
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