Un espacio de lucha antifranquista

'La estrella de la muerte del franquismo', la verdadera historia oculta de la cárcel de Carabanchel

¿Por qué es importante? La demolición de la cárcel de Carabanchel intentó borrar una parte esencial de la memoria histórica. El libro, de la editorial 'Libros del K.O.', rescata los testimonios de quienes sufrieron allí, recordándonos por qué es vital no olvidar el pasado.

'La estrella de la muerte del franquismo', la verdadera historia oculta de la cárcel de Carabanchel

En un terreno donde antes se alzaba una de las prisiones más temibles y emblemáticas del régimen franquista, el silencio lo ha invadido todo. La antigua cárcel de Carabanchel ya no existe. Lo que fue el corazón de la represión y el sufrimiento de miles de demócratas, ha sido reducido a escombros. Con su destrucción, se ha perdido, de manera irreversible, una parte esencial de la historia de España, un fragmento fundamental de la memoria colectiva de aquellos que sufrieron en el periodo más oscuro de la dictadura.

El olvido, en muchos casos alimentado por intereses políticos, se ha instaurado en este lugar, y con él se ha silenciado a quienes padecieron torturas, hambre, enfermedad, y la muerte, pero también se ha intentado borrar el testimonio de quienes lucharon por la libertad y la justicia.

Sin embargo, hay quienes se niegan a dejar que esta memoria desaparezca. Uno de los más recientes esfuerzos por no dejar que el pasado quede en el olvido es el libro 'La estrella de la muerte del franquismo', de 'Libros del K.O.', una obra valiente que rescata las vidas, los recuerdos y los testimonios de aquellos que sufrieron en Carabanchel. En sus páginas se nos recuerda que este lugar no fue simplemente una cárcel, sino un espacio de exterminio, de deshumanización, de represión brutal que marcó a generaciones de españoles.

La historia de la cárcel de Carabanchel se remonta a 1944, año en que se inauguró, en medio de una España devastada por la guerra civil, donde el régimen franquista consolidaba su poder. En un intento por dar una imagen de modernidad y 'rehabilitación', la dictadura mostró al mundo, a través de fotos y propaganda, una cárcel que parecía avanzada, con todos los elementos para la reinserción social. Pero la realidad era muy distinta.

A tan solo minutos de las imágenes de su apertura, tres personas fueron fusiladas en las inmediaciones. En los primeros nueve años de funcionamiento, entre 1944 y 1954, la cárcel de Carabanchel fue el escenario de más de 150 fusilamientos, 227 muertes por enfermedades y una condición de vida infernal para más de 7.000 presos que convivían hacinados en celdas insalubres, con escasa comida, agua y recursos. Aquellos que sobrevivían a las enfermedades y el hambre, sufrían los abusos y las torturas de los carceleros, cuya violencia física y psicológica era constante.

Marcelino Camacho pasó nueve años en Carabanchel

La mayoría de los encarcelados en Carabanchel eran opositores al régimen, aquellos que se atrevieron a desafiar la tiranía de Franco. Republicanos, anarquistas, militantes de izquierda, homosexuales, transexuales… todos aquellos que representaban una amenaza para la dictadura, todos aquellos que luchaban por un futuro distinto, se vieron privados de su libertad y encarcelados en condiciones inhumanas.

Fueron muchos los presos que dejaron su vida y su salud en esas paredes, como Marcelino Camacho, quien pasó nueve años de su vida en Carabanchel, y cuya salida, en 1977, con la Ley de Amnistía, marcó el inicio de la transición democrática.

Aunque muchos de los presos políticos fueron liberados tras la amnistía, la cárcel de Carabanchel permaneció abierta, y las condiciones de vida para los reclusos no mejoraron. A finales de los años 80, el auge de la epidemia de heroína dentro de las cárceles españolas convirtió a Carabanchel en un foco de contagio.

La falta de higiene, la escasez de recursos médicos y el uso compartido de jeringuillas provocaron que más de una cuarta parte de los reclusos se contagiara de VIH, sumando una tragedia más a la ya inhumana situación en la que vivían.

Su historia continuó incluso tras ser cerrada

En 1997, la cárcel de Carabanchel fue finalmente cerrada, pero su historia no terminó ahí. Durante años, la construcción de un futuro en ese solar fue un tema de debate en la sociedad española. Los vecinos de la zona, así como asociaciones de memoria histórica, pidieron que el espacio se recuperara como un lugar de homenaje a las víctimas del franquismo.

El deseo era transformar la cárcel en un espacio de memoria, un lugar de reflexión y educación, como ya se había hecho en otros lugares, como la cárcel Modelo de Barcelona. Sin embargo, sus peticiones cayeron en saco roto. El vacío institucional permitió que el pasado de Carabanchel fuera cada vez más invisible.

En 2008, el derrumbe definitivo de la cárcel se llevó consigo lo que quedaba de ese monumento de sufrimiento. No solo se destruyó un edificio, sino también una parte esencial de los archivos históricos y de testimonios que, si no fuera por los esfuerzos de historiadores y supervivientes, habrían caído irremediablemente en el olvido.

Con la demolición, se cerró una etapa de impunidad, y la memoria de las víctimas de Carabanchel sufrió un golpe más. Este acto de desmemoria se convierte en un símbolo de cómo, durante décadas, se ha intentado borrar el sufrimiento de miles de hombres y mujeres que lucharon por la libertad y la justicia.

Es necesario recordar, porque en el olvido no hay futuro. 'La estrella de la muerte del franquismo' es una obra que nos recuerda la importancia de no dejar que la historia quede atrás, de no permitir que las voces de aquellos que vivieron la barbarie queden silenciadas.