Una defensa sin EEUU
Europa necesitaría unos 720.000 millones de dólares anuales para defenderse sola... ¿una cifra insostenible?
¿Un desafío? La creación de un ejército europeo o el refuerzo de capacidades militares nacionales demandaría un gasto similar al plan de reconstrucción pospandemia, superando el PIB de varios países.
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La creciente división en Europa sobre cómo abordar la creciente crisis de seguridad y la defensa autónoma está dejando a la Unión Europea al borde de una fractura. Mientras varios países abogan por un enfoque de intervención militar con el envío de tropas, otros se muestran reacios, ante la falta de consenso y los costos descomunales que implicaría defenderse sin el respaldo de Estados Unidos.
Italia, Francia y el Reino Unido, con las fuerzas armadas más poderosas del continente, son algunos de los países abiertos a la posibilidad de crear un ejército europeo, un movimiento que podría redefinir las capacidades defensivas del continente. Sin embargo, Alemania, Grecia, Polonia y España, con ejércitos también de más de 100.000 hombres, se oponen, cuestionando la viabilidad financiera y la sostenibilidad de semejante propuesta.
El temor aumenta cuando se observa la inestabilidad dentro de la OTAN, con la posibilidad de que Estados Unidos reduzca su participación en los esfuerzos de defensa. Esto deja a Europa en una encrucijada: ¿cuánto costaría defenderse por sí sola?
El costo estimado de crear un ejército europeo o reforzar las capacidades militares nacionales es de aproximadamente 720.000 millones de dólares al año, una cifra que equivale a los fondos del plan Next Generation para la reconstrucción económica tras la pandemia, la mitad del PIB español, pero significativamente menor que lo que Estados Unidos destina anualmente a su defensa.
Este gasto podría implicar duplicar el presupuesto de defensa de los países europeos, superando los 300.000 millones de euros adicionales. Sin embargo, muchos países, incluso los más poderosos militarmente, no están dispuestos a asumir el coste total. El consenso es unánime en cuanto a la necesidad de aumentar el gasto en defensa, pero la pregunta sigue siendo: ¿cómo se financia?
Las opciones son escasas, y las soluciones propuestas no son fáciles de implementar. Entre las más discutidas están los eurobonos, instrumentos de deuda conjunta que permitirían distribuir los costes, pero que aumentarían aún más la deuda de una Europa ya endeudada.
La segunda opción, impulsada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y respaldada por países como Italia y Grecia, consiste en flexibilizar las reglas fiscales mediante la cláusula de escape, un mecanismo que permitiría a los países miembros aumentar su gasto en defensa sin infringir los límites del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Una tercera opción, apoyada por los países bálticos, más vulnerables a la amenaza del Kremlin, es la creación de un fondo de rescate similar al MEDE, el cual permitiría préstamos de hasta 700.000 millones de euros. Sin embargo, como se ha demostrado en crisis pasadas, esta cantidad es insuficiente para cubrir las ambiciosas metas de defensa de Europa.