El pasado domingo, Kirill Grizanov, conocido en la esfera pública como un exitoso chef francés, fue arrestado por la policía francesa en su hogar de París. La detención se produjo tras una investigación que reveló que, en realidad, Grizanov era un espía ruso con intenciones de desestabilizar la ceremonia inaugural de los próximos Juegos Olímpicos de París.

Según el diario 'Le Monde', Grizanov se formó en la academia culinaria 'Le Cordon Bleu', asistía a programas para buscar novia y subía vídeos a sus redes con sus mejores recetas. En su perfil de Instagram mostraba su vida de lujo: paredes decoradas con obras de artistas rusos y un aparador soviético en su salón. No ocultaba su origen, pero aseguraba que había huido de Rusia porque odiaba a Putin y no quería ir al Frente.

Grizanov se calificaba a sí mismo de "exitoso empresario y restaurador", afirmó que "lo dejó todo" para convertirse en cocinero. Además, aseguró que cumplió su sueño tras formarse en 'Le Cordon Bleu', era todo una estrategia. A todo ello, hay que añadir que un total de seis mujeres lo intentaron seducir en la televisión rusa. Por lo tanto, esto le convertía en una persona con un pasado que todos conocían.

El plan de Grizanov parecía perfecto, pero su afición al alcohol fue su perdición. Durante un incidente en un aeropuerto en Turquía, mientras estaba borracho, cometió un error al confesar a un agente de inteligencia rusa su conocimiento sobre la espectacular ceremonia de apertura planeada en París: "Los franceses van a celebrar una ceremonia de apertura como nunca ha habido", dijo. Esta indiscreción alertó a las autoridades francesas, quienes comenzaron a investigarlo.

Actualmente, enfrenta cargos por intentar provocar hostilidades en Francia, un delito que podría llevarlo a pasar hasta 30 años en prisión.