En un eco del pasado, Salman Rushdie, el autor de 'Los versos satánicos', fue atacado brutalmente en 2022, casi tres décadas después de que una fatua emitida por el ayatolá Jomeini pusiera precio a su cabeza. El incidente ocurrió mientras Rushdie se preparaba para dar una conferencia en el estado de Nueva York. Un hombre, inflamado por el fervor religioso, se abalanzó sobre él y lo apuñaló repetidamente, dejándolo gravemente herido y perdiendo un ojo tras la cirugía de emergencia.
Este violento acto es solo el último capítulo de una larga saga de persecución y violencia desencadenada por la publicación de 'Los versos satánicos' en 1988. La obra, que desató la ira de sectores conservadores musulmanes por su supuesta blasfemia, debido a elementos como una mala traducción del título, que en la novela las prostitutas tengan los nombres de las esposas de Mahoma, que se ridiculice cómo llegan a los textos sagrados o el nombre ofensivo, ha llevado a Rushdie a vivir bajo amenazas constantes durante más de tres décadas.
La fatua de Jomeini, que condenaba a muerte no solo al autor sino también a cualquiera que estuviera asociado con la publicación del libro, desencadenó una ola de violencia contra editores y traductores en diferentes partes del mundo. Desde intentos de linchamiento hasta asesinatos, el legado de odio y persecución sigue acechando a quienes se atreven a asociarse con esta obra literaria.
Al traductor turco intentaron lincharlo, al italiano lo apuñalaron, al editor noruego le dispararon, al representante británico lo agredieron y al traductor japonés lo mataron a puñaladas, en España no se dio el nombre del traductor. Aunque han pasado más de 30 años desde la emisión de la fatua, su influencia persiste, en 2022, un chaval que no había nacido cuando la fatua atacó a Rushdie.
La fatua ha servido para ver cómo está la situación política en Irán, tras la muerte de Jomeini, pasados los años, con un presidente más abierto, se dijo que la fatua no era relevante. Una década después, cuando cayó el aperturista, los nuevos dijeron que la fatua seguía, incluso llegaron a ofrecer más dinero por su cabeza.
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