Elon Musk, conocido por su incansable presencia en los medios y proyectos innovadores, ha salido al paso de un artículo del 'Wall Street Journal' que afirmaba falsamente que estaría donando 45 millones de dólares mensuales a la campaña de reelección de Donald Trump. El magnate de SpaceX y Tesla tachó la información de fake news a través de su cuenta de 'X', desmintiendo categóricamente cualquier vínculo financiero con el expresidente.

La relación entre millonarios y política no es nueva. Muchos de ellos han utilizado su riqueza para influir en el curso de eventos globales, ya sea apoyando campañas electorales o financiando causas filantrópicas. Este fenómeno refleja la ambición común entre los más adinerados de "cambiar el mundo".

Richard Branson, fundador del imperio Virgin, celebra este jueves sus 74 años con la mirada puesta en construir un hotel en la Luna, tras haber sido pionero en la exploración espacial privada. Su visión no se limita al espacio: en 2007, estableció un premio de 25 millones de euros para incentivar innovaciones que reduzcan los gases de efecto invernadero, mientras dirigía su compañía de vuelos de larga distancia.

La familia Rockefeller, conocida por amasar una fortuna estimada en 10.500 millones de euros a partir del monopolio petrolero, también dejó un legado filantrópico. Aunque su riqueza históricamente fue motivo de controversia por prácticas empresariales cuestionables, generaciones posteriores han dedicado recursos significativos a causas sanitarias y ecológicas.

Sin embargo, la filantropía no está exenta de críticas. George Soros, conocido por su papel en la especulación financiera y con una fortuna de 8.600 millones de euros, ha canalizado sus recursos a través de una red global de fundaciones. Aunque sus acciones han influido en la geopolítica mundial y apoyado causas liberales, su pasado como especulador ha generado debates sobre la coherencia entre sus acciones filantrópicas y su enriquecimiento personal.

Elon Musk, con su visión de colonizar Marte, y Bill Gates, enfocado en la lucha contra la pobreza y enfermedades, son ejemplos contemporáneos de multimillonarios que buscan transformar el mundo a través de sus propios medios. Mark Zuckerberg, cofundador de Facebook, ha prometido invertir 3.000 millones de dólares en la próxima década para curar enfermedades, una cantidad considerable aunque modesta en comparación con los esfuerzos gubernamentales.