Google era y es un negocio
Google olvida sus principios y pasa de ser el 'buscador del pueblo' a usar la IA para la guerra armamentística
En 2014 compró la empresa más avanzada en Inteligencia Artificial, pero Google se puso cuatro limitaciones: prometieron no usar la IA para armas, vigilancia o si causaban daño a la humanidad. Pero ahora, esa cláusula ha desaparecido de sus principios y ya no tienen esa limitación.
Google Maps cumple 20 años. La aplicación fue una de esas aplicaciones que Google creó para mejorar nuestra vida, aunque ahora esa visión benefactora ha cambiado. Una aplicación gratuita que buscaba mejorar la vida de las personas porque ese es el lema que aún sigue en la página de Google. Sus aplicaciones ofrecían siempre cubrir gratuitamente necesidades de los usuarios. El correo de un giga, el almacenamiento de fotos virtual, el traductor e incluso YouTube tras su compra. Eran todo herramientas que nos facilitaban la vida de forma gratuita.
"Google no es una empresa convencional. No queremos serlo". Son palabras de sus fundadores. Su ideología les sirvió para ser nombrada la empresa más responsable del planeta durante tres años seguidos. Sus instalaciones ultramodernas, la indumentaria desenfadada de sus trabajadores también ayudaba a proyectar una imagen de compromiso con la sociedad.
Y eso nos hacía olvidar algo fundamental: Google era y es un negocio, uno tan grande que hasta cambio el nombre. Alphabet era ya un imperio, uno que gana más dinero que nadie gestionando los datos que obtiene del uso que nosotros hacemos de sus aplicaciones.
En 2014 compró la empresa más avanzada en Inteligencia Artificial. Y lo hizo muy bien, tanto que su CEO tuvo que dimitir asustado por el 'monstruo' que habían creado. Pero Google se puso cuatro limitaciones: prometieron no usar la IA para armas, vigilancia o si causaban daño a la humanidad. Eso nos daba cierta tranquilidad. Pero ahora, esa cláusula ha desaparecido de sus principios. Ya no tienen esa limitación.
En ese giro a su ideología, también sorprende que hayan renunciado a utilizar las políticas de diversidad, algo que habían convertido en una de sus señas de identidad. Un cambio de rumbo radical que hace que muchos se planteen si Google ha cambiado o si solo se ha quitado la careta.