Ahora mismo, una nueva guerra fría recorre el mundo: la de los microchips. El bando occidental lo encabeza Estados Unidos. El oriental lo lidera China. Y en medio de esa guerra se da la visita de la secretaria del tesoro de Estados Unidos a Pekín. Como dice 'The New York Times', la visita busca destensar las relaciones en medio de profundos enfrentamientos.

Una batalla que busca la hegemonía tecnológica. Una guerra comercial en la que están en juego millones de dólares. Se calcula que el mercado de los chips representará un billón de dólares para 2030. Estos chips están presentes en casi todo: desde electrodomésticos, a coches eléctricos o inteligencia artificial. Otro de sus fines es la fabricación de armamento nuclear de última generación. Precisamente por eso Estados Unidos empezó a tensar las relaciones con China: el gobierno de Biden prohibió la exportación a China de algunos chips claves para la fabricación de sistemas militares avanzados.

En 2022 la administración Biden también aprobó un ley de chips que supuso una inversión total de 280.000 millones de dólares. Su objetivo era tener una mayor independencia económica y depender menos de la producción exterior, así como hacer frente a la seguridad nacional. Alineados con EEUU están Corea del Sur, Países Bajos y Japón. Los tres países son punteros en la fabricación de chips y han aprobado en los últimos meses medidas proteccionistas que limitan la exportación a China de diferentes elementos con los que se fabrican chips.

Por ello, China busca nuevos lugares donde conseguir lo que necesita. Ha cerrado nuevos acuerdos comerciales con Bolivia, Argentina o Chile para acaparar materias primas como el litio, otro material esencial. Furioso con las sanciones, Pekín se ha propuesto tener un 70% de autosuficiencia en semiconductores para 2025. Una búsqueda de materias primas que les ha llevado hasta el régimen talibán. Afganistán también tiene yacimientos de litio y las llamadas 'tierras raras'. Hay empresas chinas que ya han firmado acuerdos con los talibanes para invertir dinero allí. Cuando Estados Unidos abandonó el país, China entró con fuerza y accedió a la materia prima de esos territorios.

Los microchips son el futuro, por lo que está claro que esta guerra fría entre Estados Unidos y China no ha hecho más que empezar.