Fox News, la cadena favorita de Donald Trump, rompe con su presentador estrella desde hace 14 años. La televisión privada ha anunciado que prescinde de Tucker Carlson. En un comunicado, asegura que ha ocurrido "de mutuo acuerdo". Pero el cese coincide con los 800 millones de dólares que la cadena acaba de pagar para evitar el juicio por la difusión de noticias falsas sobre un fraude electoral que nunca existió.
Si su programa fuera una película, las críticas de cine serían el "programa más racista de la historia de las noticias por cable", la "bomba conservadora" o el "más ofensivo incluso para Fox". Tucker Carlson siembra "el odio al diferente" de tres formas: sin vergüenza, sin humanidad y sin dignidad. Racismo en estado puro.
Cada noche le seguían tres millones de personas. Tres millones que escuchaban, por ejemplo, que el supremacismo blanco no existía, o que los negros "eran unos vagos que no pagan impuestos y que son unos egoístas que destruyen lo que el resto hemos construido". Pero hay más. En los rótulos de su programa se podía leer: "¿Qué es exactamente el racismo?", "¿cómo de exacto es que la diversidad nos fortalece?" o "los americanos son los mejores".
Pero ¿cómo llegó Carlson a ser uno de las caras más conocidas de la televisión? Nacido en una familia blanca, pudiente fue rechazado en todas las universidades, pero salió con la hija del director y consiguió entrar en el Trinity College. Ahí estudió periodismo, porque su padre le dijo que allí aceptaban a cualquiera. Su primera vez en televisión fue para hablar racistamente sobre la detención de O. J. Simpson. ¿Por qué le llamaron a él? En realidad llamaron a la revista en la que trabajaba y él era el único que no había bajado a comer.
Pero las mayores barbaridades las dijo en la radio: "Irak es un sitio de mierda, lleno de monos iletrados, no siento compasión por ellos ni por su cultura que no usa papel higiénico, ni tenedores". Otra: "Critico los matrimonios con menores, pero solo en parte" y cerramos con: "Canadá es, lo que yo llamo, nuestros primos subnormales".
Con ese currículum, en la Fox se convirtió en la estrella. Y, en el partido republicano, en su líder de opinión y confidente de Donald Trump. Ahí ya se sumó a todas sus conspiraciones. La ultima fue la del asalto al Capitolio. Hizo un documental donde defendía que todo fue una conspiración para: "desacreditar a Trump haciendo que pareciera que era Trump, cuando en realidad no era Trump". El New York Times analizó tres años de su show. Las conclusiones: en 800 programas todo era culpa de los que mandan, en 200 dijo que la igualdad de género era un problema y en 600 minimizó el racismo.
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