El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, al acordar por separado con Junts y Esquerra, ha logrado lo impensable: dividir al independentismo catalán más que nunca. Las tensiones son palpables y la lista de considerados traidores no hace más que crecer.
Clara Ponsatí, actual eurodiputada de Junts, ha vertido duras críticas al acuerdo, denominándolo una "derrota de alta toxicidad" y una "quema de las aspiraciones de toda una generación". Además, ha acusado a Puigdemont y a todo su partido de "irresponsabilidad" al pactar con el PSOE, un líder que, según ella, va en contra de los principios independentistas.
La competencia entre Junts y Esquerra durante las negociaciones ha sido feroz, según revela Ponsatí. La renuncia de ambos partidos a sus principios fundamentales ha llevado a la eurodiputada a calificar la situación como un "ejercicio patético de odio cainita", denunciando la falta de cohesión dentro del movimiento independentista catalán.
Mientras, Puigdemont asegura que Esquerra ha cedido a sus demandas, Oriol Junqueras argumenta que Junts ha adoptado su estrategia. La ironía no falta y las pullas entre ambos líderes marcan un punto de quiebre en la histórica alianza entre los dos partidos independentistas.
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) toma protagonismo y aprieta las tuercas con la presidenta Dolors Feliu a la cabeza. Consideran que los acuerdos entre Junts y Esquerra suponen la "españolización" de Cataluña, instando al Parlament a reactivar la declaración de independencia. La CUP, por su parte, se queda sola defendiendo la vía unilateral en una semana marcada por la profunda división independentista.
Contradicción y la falta de pruebas
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