"Gaza estará bajo un cierre total. No habrá electricidad, ni alimentos, ni combustible, ni agua. Todo será cortado. Estamos luchando contra animales y actuamos en consecuencia". Así ha anunciado el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, un cierre completo de la Franja de Gaza, unas palabras que apuntan además a una incursión terrestre en el enclave por parte del ejército israelí, que ya ha desplazado miles de soldados y reservistas a la zona.

Sin embargo, sería una operación militar complicada, puesto que una máxima de la estrategia militar es que un ejército debe evitar el combate terrestre en zona urbana e Israel la va a incumplir al meter a miles de soldados en una zona de ciudades con calles estrechas y trazados laberínticos, con una red de túneles que permite escapar y esconderse y donde puede haber emboscadas y ataques sorpresa.

Es precisamente por eso por lo que no se recomienda entrar en estas zonas y realizar este tipo de ataques, porque un ejército invasor fuerte disminuye su poder frente a un ejército defensor débil, ya que la sorpresa, el ataque y lo inesperado pueden estar en cualquier edificio, calle o portal.

Por el mismo motivo, en este contexto el margen de maniobra de los tanques es muy limitado: un tanque necesita espacio para mover la torre y el cañón y necesita visión. Además, un tanque se puede parar y detrás van los soldados: si consigues parar a un tanque, colocas a los militares que van detrás en una posición en la que pueden ser atacados.

Si todo esto sucede en una ciudad, habrá población civil de por medio: aunque Israel dirá que va a por Hamás y a liberar a los secuestrados, allí también hay hospitales, escuelas, comercios y civiles que van a acabar siendo víctimas. Esas imágenes pueden acabar moviendo a la opinión pública árabe y a la opinión pública internacional.

Además de las muertes de civiles, una incursión terrestre en Gaza traería consigo muertes y secuestros de soldados, porque allí se van a producir emboscadas. Israel puede ocupar esa zona, pero no la va a conquistar: cuando un ejército invade un territorio que no le quiere allí, podrá ocuparla y controlarla, pero no conquistarla.