'Señalar no es periodismo'

Interrupciones, amenazas y acoso en redes: así operan los agitadores ultras disfrazados de periodistas en el Congreso

¿Qué están haciendo? Sabotean ruedas de prensa con provocaciones, desacreditan a compañeros, intimidan con amenazas y los exponen en redes para alimentar el odio. La retirada de acreditaciones se plantea como la única solución para frenar el matonismo.

Interrupciones, amenazas y acoso en redes: así operan los agitadores ultras disfrazados de periodistas en el Congreso

En 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere firmar una norma que le permita decidir qué periodistas pueden seguirle en sus eventos. Actualmente, esta selección está en manos de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, que garantiza un criterio independiente. Si la medida de Trump se aprueba, solo los comunicadores afines a él podrían acceder a sus actos.

Mientras tanto, en España, la prensa enfrenta otro problema en el Congreso de los Diputados. Un grupo de activistas de ultraderecha está alterando la sala de prensa con amenazas y comportamiento intimidatorio.

El ambiente en el Congreso se ha convertido en un entorno hostil para los periodistas. En ruedas de prensa, se observa cómo estos activistas interrumpen turnos de palabra, desacreditan a sus compañeros y generan enfrentamientos con el fin de obtener videos virales.

La dinámica es recurrente: un periodista pide la palabra, se la conceden, pero en el momento de preguntar, le roban el turno. Si otro compañero reclama, el responsable de prensa lo ignora, el político se niega a responder y los activistas consiguen su "zasca", su video viral y su dosis de victimismo. Esta actitud ha sido criticada tanto por periodistas de izquierdas como de derechas.

El problema no es lo que pregunten. Pueden cuestionar a la derecha o a la izquierda, aunque su enfoque suele ser más agresivo con la izquierda. La cuestión es la mala educación, el mal compañerismo, la falta de respeto y, ahora, algo más: el matonismo y las amenazas. El problema ha escalado. Ya no solo desacreditan a los periodistas llamándolos "vendidos" o "estómagos agradecidos". Ahora amenazan.

Estrategia de intimidación

Estos grupos recurren a sus seguidores en redes sociales para acosar y amedrentar a los periodistas. Publican sus nombres, sus rostros e incluso sus direcciones y las de sus familias. Todo con el objetivo de imponer su presencia a través del miedo. No es periodismo; es matonismo.

La solución podría ser la retirada de acreditaciones. La Mesa del Congreso tiene la potestad de regular la concesión de acreditaciones y, por tanto, también de retirarlas. Sin embargo, no existen normas claras que definan los criterios para hacerlo.

Hasta ahora, solo se ha revocado una acreditación: la de un periodista que fotografió sin permiso el despacho de Pablo Iglesias. El Tribunal Supremo revocó la suspensión por falta de base legal.