Hoy, hace 65 años que Laika se convirtió en el primer astronauta. En los años 50, en plena Guerra Fría; Estados Unidos y la Unión Soviética estaban inmersos en una frenética carrera espacial en la que los soviéticos, en aquellos años, llevaban la delantera.

En octubre de 1957 lanzaron su primer satélite al espacio, el 'Sputnik'. Un mes después decidieron dar un paso más y enviar al primer ser vivo más allá de la órbita de la Tierra, un perro al que reclutarían de la calle.

Fueron tres los animales que recogieron de las calles de Moscú y a los que sometieron a 'entrenamientos' como el centrifugado o la adaptación a espacios minúsculos. Los científicos rusos trataron de simular condiciones extremas como a las que se iban a enfrentar los animales durante ese viaje espacial.

La elección recayó en una perra mestiza de tres años en la que se fijaron por su carácter dócil y por ser de los tres la que mejor respondía al ser confinada en espacios cerrados y mínimos.

Laika fue lanzada al espacio el día 3 noviembre de 1957 desde Kazajistán. El objetivo de la misión era recoger datos sobre las constantes vitales de Laika durante un viaje orbital. Datos que fueron claves para planear un futuro viaje tripulado por un humano, algo que ocurrió sólo cuatro años después.

Los rusos dijeron que Laika estaría bien, que volvería a Rusia. Pero no fue así: el Sputnik orbitó alrededor de la tierra durante 162 días y Laika no sobrevivió. Es más, falleció a las pocas horas de partir debido al sobrecalentamiento de la cápsula espacial. En su memoria, hace unos años levantaron en Moscú una estatua, la del primer ser vivo que viajó al espacio.