"No es mi letra"

¿Es la letra de Ábalos? Un perito caligráfico puede verificar quién pactó con Aldama un piso a cambio de contratos

El contexto Aldama presentó un contrato de compraventa de un piso de lujo en el Paseo de la Castellana, valorado en 1,9 millones de euros, supuestamente firmado por él y Ábalos. Este negó las acusaciones, asegurando que era un engaño. También mostró una lista de obras públicas a cambio de comisiones.

Firma del contrato de compraventa de un piso de lujo en el Paseo de la Castellana

En una entrevista desde una emisora de radio en Colombia, Víctor de Aldama ha redoblado sus acusaciones contra José Luis Ábalos. El empresario afirma poseer una amplia colección de mensajes de WhatsApp que implicarían a varias figuras públicas, incluyéndolo a él. Además, Aldama presentó nuevos detalles sobre la supuesta transacción de un piso de lujo en Madrid que, asegura, habría "regalado casi" a Ábalos.

El documento mostrado por Aldama sería un contrato de compraventa de un inmueble en el Paseo de la Castellana, valorado en 1,9 millones de euros y firmado, según él, por ambas partes. Ábalos, en respuesta al diario 'ABC', negó rotundamente las acusaciones, asegurando que "es un engaño de Aldama" y que el piso en cuestión era de una subasta, ofrecido en alquiler pero nunca adjudicado.

El empresario no se quedó ahí: mostró también lo que define como una lista de obras públicas "preconcedidas" a cambio de comisiones, valoradas en unos 54 millones de euros. Un detalle controvertido es una nota manuscrita que Aldama atribuye a Ábalos o, tal vez, a Koldo García. Ábalos insiste en que "esa no es su letra".

¿Es posible demostrar de quién es la letra?

La disputa sobre la autenticidad de la nota podría resolverse con un peritaje caligráfico. Según el artículo 349 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el cotejo de letras es una herramienta legalmente reconocida. Un perito podría comparar la escritura con documentos indubitados del exministro para determinar si efectivamente él la escribió.

Casos como el de Anna Permanyer, asesinada en 2004, destacan el valor de esta prueba. En esa ocasión, el peritaje confirmó que la víctima había firmado un contrato bajo coacción antes de ser asesinada, lo que esclareció el móvil del crimen.

Otro ejemplo es el caso Weinberger, en el que el análisis de una nota de secuestro permitió identificar al autor y resolver el asesinato de un bebé en los años 80.