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El mito de la 'víctima perfecta': no eres menos víctima por no llorar ni por tardar en denunciar
El contexto La defensa de Rubiales ha cuestionado la actitud de Jenni Hermoso tras el beso, pero ella ha respondido que su reacción no invalida lo que sintió en ese momento y que no necesita "estar llorando" para que se entienda su incomodidad.
Jenni Hermoso ha sido la primera en comparecer ante el tribunal en el juicio contra Luis Rubiales, quien la besó sin su consentimiento durante la celebración del triunfo de la selección española en el Mundial femenino. Durante su declaración, Hermoso reveló detalles desgarradores de lo sucedido, destacando una frase de Rubiales que le causó un profundo dolor: "A ti y a mí nos gusta lo mismo", minimizando el beso y haciendo una referencia a su orientación sexual.
Con calma, pero firmeza, Jenni dejó claro que nunca consintió el beso. Describió cómo Rubiales la sujetó por la cabeza, impidiéndole reaccionar, y cómo el acto le provocó un sentimiento de asco. "Fue una situación agobiante", señaló Hermoso, subrayando que este incidente empañó el logro de ser campeona del mundo, ya que no pudo disfrutar de la victoria como hubiera querido debido a la agresión sufrida.
La presión no cesó después del beso. Según la futbolista, Rubiales intentó manipularla de diversas maneras, incluso utilizando a sus propias hijas como herramienta emocional, asegurando que ellas lloraban por el revuelo que el beso había causado.
Este lunes, Jenni tuvo que declarar a tan solo unos metros de Rubiales, quien no dejaba de mirarla fijamente. La jugadora afirmó que su vida ha cambiado por completo desde el incidente y que ahora vive en México, donde ha recibido amenazas.
La víctima perfecta
En su testimonio, Hermoso también abordó un tema fundamental en el juicio: la actitud de las víctimas de violencia sexual tras el suceso. Durante la intervención de la defensa de Rubiales, se cuestionó la reacción de Hermoso, sugiriendo que su comportamiento no coincidía con el de una víctima 'típica'. "Mi actitud no quita lo que yo viví", respondió Hermoso.
Este cuestionamiento refleja el persistente mito de la 'víctima perfecta', un concepto que idealiza a las víctimas como "débiles", "vulnerables" y que deben mostrar una devastación visible. Hermoso rompió con este estereotipo, defendiendo que una víctima no necesita "estar llorando ni tirada en el suelo".
El concepto de la 'víctima perfecta', acuñado por el criminólogo Nils Christie en los años 80, ha sido un obstáculo persistente en el tratamiento de las víctimas de violencia sexual. La sociedad suele buscar una víctima que cumpla ciertos requisitos, minimizando las denuncias de quienes no se ajustan a ese perfil.
El caso de la Manada en San Fermín y otros ejemplos similares han mostrado cómo este prejuicio ha sido usado para desacreditar a las víctimas. Sin embargo, existe jurisprudencia que afirma que las víctimas no tienen que cumplir con los estándares de la 'víctima perfecta'. En 2019, el Tribunal Supremo dictó que no se puede dudar de la veracidad de una víctima de violencia machista solo porque haya tardado en denunciar.