Ante la incertidumbre global y la reciente historia de crisis sanitarias y geopolíticas, Noruega ha anunciado un ambicioso plan para acumular 82.500 toneladas de trigo antes del año 2030. Esta cantidad permitirá alimentar a los poco más de cinco millones y medio de habitantes del país durante un trimestre en situaciones de emergencia.

El gobierno noruego ha identificado a los campos de trigo como el salvavidas nacional ante posibles escenarios de guerra o pandemias, situaciones que, dada la historia reciente, no son descabelladas. "Tenemos que prepararnos para lo impensable", ha afirmado un portavoz gubernamental, subrayando la necesidad de crear un buffer ante posibles interrupciones en la cadena de suministro global.

El trigo ha sido elegido por su relevancia no solo en la alimentación humana, sino también como insumo esencial en la producción de piensos para animales. Es el segundo cereal más producido en el mundo, solo superado por el maíz, y su almacenamiento es una práctica común en varios países como China, India y Egipto, que mantienen reservas significativas para asegurar la estabilidad alimentaria.

En contraste, España no cuenta con reservas estratégicas de cereales en la actualidad. Hasta 1984, el mercado estaba intervenido y el estado mantenía un almacenamiento de seguridad de cereales, incluyendo trigo y cebada, visible en los numerosos silos aún presentes a lo largo de las carreteras. Sin embargo, en las últimas décadas, España consume más de lo que produce, dejándola vulnerable ante posibles crisis.