El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha iniciado una visita oficial a India, un país que se ha consolidado como una de las economías más poderosas del mundo. Este viaje no solo tiene un trasfondo político, sino que también se centra en fortalecer los lazos comerciales entre ambas naciones. En la actualidad, las exportaciones indias hacia España superan tres veces las españolas hacia la India, una disparidad que el Gobierno español busca corregir.
En 2023, España logró vender a India productos por un valor de 1.780 millones de euros, una cifra que se queda corta ante el potencial del mercado indio, que cuenta con más de 1.400 millones de habitantes. La visita de Sánchez tiene como objetivo atraer un mayor número de turistas indios —que en 2023 sumaron solo 249.000— y aumentar la inversión española en el país. Entre las iniciativas más ambiciosas se encuentra la propuesta de construir submarinos en un acuerdo que podría ascender a 4.800 millones de euros.
Sin embargo, España enfrenta una dura competencia, principalmente de Alemania, que también busca capitalizar el crecimiento de la India en el sector de defensa. En la última década, la economía india ha crecido de manera exponencial, superando los 3 billones de euros de PIB y consolidándose como la quinta economía más grande del mundo, gracias a reformas económicas y al desplazamiento de muchas industrias de China hacia el subcontinente.
Además de su crecimiento económico, India juega un papel crucial en la política internacional, actuando como un puente entre bloques divergentes. Su postura neutral frente a las tensiones geopolíticas le ha permitido establecer relaciones comerciales con países de diversas orientaciones políticas, aumentando así su influencia en el ámbito global.
La diáspora india también contribuye a la percepción positiva del país, ya que muchos indios destacados en el extranjero —incluidos ingenieros y ejecutivos en empresas como Google, Microsoft y X (Twitter)— actúan como embajadores de su cultura.
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