En la última parada de su autodenominada minigira "por la paz", el presidente ruso Vladímir Putin ha mantenido reuniones clave con líderes mundiales, incluyendo a Volodímir Zelenski en Kyiv, Xi Jinping en Pekín, y recientemente al primer ministro indio Narendra Modi en Moscú. Esta visita de Modi se ha visto marcada por sus críticas al ataque ruso a un hospital infantil en Ucrania, calificándolo de "extremadamente horrible" al presenciar la muerte de niños inocentes.

Paralelamente, Putin ha utilizado esta serie de encuentros para enviar un claro mensaje a Occidente: no está solo. Antes de reunirse con Modi, se encontró con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; con el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; y lideró la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).

Creada con el objetivo de garantizar la seguridad y la estabilidad en la región euroasiática, la OCS es vista por muchos como la respuesta de Vladímir Putin a la OTAN. No es solo una coalición de antiguos aliados soviéticos, sino una fuerza con una extensión y poder sin precedentes.

Fundada en 2001 tras la caída de la Unión Soviética, la OCS ha evolucionado rápidamente para incluir a diez miembros clave: Rusia, China, India, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y el recién incorporado Bielorrusia. Con esta expansión, se erige como la mayor organización del planeta, abarcando casi el 45% de la población mundial, en contraste con el 20% de la OTAN.

El poder militar de la organización es impresionante. Aunque cada país miembro mantiene su propio ejército, la fuerza combinada de China y Rusia ya supera numéricamente a la de la OTAN. La OCS también destaca por incluir a cuatro potencias nucleares, consolidando así la mitad de los Estados nucleares del mundo bajo una sola alianza. Este hecho refuerza su misión declarada de mantener el equilibrio de poder a nivel mundial.

Desde su creación, la OCS se ha enfocado en asegurar la estabilidad regional, combatir el separatismo étnico y el terrorismo. Entre 2011 y 2015, la organización evitó 20 atentados y arrestó a más de 2.500 miembros de grupos armados, demostrando su eficacia en la lucha contra amenazas comunes.

En su reciente cumbre, los líderes de la organización reafirmaron su postura contra la injerencia exterior, señalando directamente a Estados Unidos. China, representada por Xi Jinping, destacó que la OCS está "en el lado correcto de la historia", mientras que Putin subrayó que las relaciones entre Rusia y China están en su mejor momento.

Sin embargo, la dinámica interna de la organización es compleja. A diferencia de la OTAN, liderada por Estados Unidos, la OCS enfrenta el desafío de equilibrar las ambiciones de Rusia y China. Ambos países, aunque aliados, tienen aspiraciones de liderazgo global, y China no está dispuesta a ceder terreno a Putin.