En una muestra más de su alianza con la ultraderecha, el Partido Popular ha evitado la destitución de Gabriel Le Senne, presidente de la cámara balear y miembro de Vox. Esta acción refleja un patrón recurrente en el que el PP ha intervenido para salvar a sus socios de Vox, especialmente en las comunidades donde gobiernan juntos.

Un ejemplo significativo se encuentra en Castilla y León, donde la coalición entre PP y Vox ha generado controversias. El presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, defendió al vicepresidente de Vox, Juan García-Gallardo, tras sus comentarios despectivos hacia una procuradora con discapacidad del PSOE. "Como a una persona, como a todas las demás...", fueron las palabras de García-Gallardo, quien no se disculpó. La reprobación solicitada por los socialistas fue bloqueada por el PP.

En otra ocasión en Castilla y León, el consejero de Industria de Vox, conocido por su participación en manifestaciones y sus críticas a los sindicatos, también fue protegido por el PP tras un intento de reprobación y cese.

La situación se repite en Aragón, donde Alejandro Nolasco, vicepresidente de Vox, provocó indignación al romper un folleto sobre el Ramadán y exigir restricciones a la nacionalidad para personas procedentes de países islámicos. Pese a las demandas de dimisión por parte de varios grupos, el presidente popular, Jorge Azcón, defendió a Nolasco, instando a quienes se sintieran ofendidos a acudir a los tribunales.

En la Comunidad Valenciana, tras un rápido pacto de gobierno entre el PP y Vox, las declaraciones del portavoz de Vox sobre la violencia de género generaron una reacción del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien afirmó que la violencia de género sí existe. A pesar de estas diferencias, el PP siguió adelante con el pacto.

El reciente respaldo del PP a Gabriel Le Senne en Baleares es solo otro capítulo en una serie de acciones donde los populares han protegido a Vox, reafirmando así su alianza con la ultraderecha en varias regiones de España.